Oaxaca, México.- A 35 años de su fallecimiento se recuerda al dramaturgo y diplomático mexicano Rodolfo Usigli (Ciudad de México, 17 de noviembre, 1905- Íbid., 18 de junio, 1979) quien plasmó en sus puestas los problemas del México del siglo XX.
Para Ricardo García, director del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru), las obras de Rodolfo Usigli, galardonado con el Premio Nacional de Letras de México, fueron realistas y de gran importancia por su técnica dramatúrgica y los temas que en ellas abordaba.
“Con Usigli nos hicimos de una dramaturgia grande e independiente que refleja el lenguaje mexicano en escena, por ello es considerado el padre del teatro mexicano moderno”.
Antonio Crestani, director general de Vinculación Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, señaló que Rodolfo Usigli es “sin lugar a dudas” una de las personas que definieron el teatro moderno mexicano, un gran lector y una persona con muchos amigos, así como un hombre polémico en su quehacer, quien sentó las bases y transitó por primera vez por las brechas por las que el teatro moderno mexicano se desarrollaría.
El también actor y director teatral recordó que Rodolfo Usigli se consideraba un ciudadano del teatro, lo que se le ha reconocido, pues distintos recintos e instituciones llevan su nombre, como un teatro en la Sociedad General de Escritores de México, en la Facultad de Filosofía y Letras y en el Citru del Instituto Nacional de Bellas Artes.
“Rodolfo Usigli es un ser que a la disciplina teatral del siglo XX la marcó y dejó una huella muy profunda. Quizá por lo polémico de su personalidad es que en las últimas décadas fue menos atendida su obra, conforme pasen los años, permitan ponerlo y se le dé su justa dimensión, estoy seguro que veremos puestas en escena de Rodolfo Usigli en las carteleras”, indicó Antonio Crestani.
En opinión de quien fuera director del Centro Cultural Helénico, a Rodolfo Usigli el tema de lo nacional fue algo que le preocupó muy especialmente, así como la familia mexicana, el mundo revolucionario. “Fue un hombre que siempre al escribir tomó mucho riesgo”, apuntó.
En ese sentido, la historiadora teatral Guillermina Fuentes expresó que la importancia del legado teatral de Rodolfo Usigli radica en la formación de un corpus de dramaturgia que se refiere a la problemática mexicana del siglo XX. “Es cierto que desde el siglo XIX ya hay un teatro nacional y antes de la Revolución Mexicana tenemos buenos exponentes, como Marcelino Dávalos o Gamboa, pero Rodolfo Usigli tal vez al ser criado por una familia que no es mexicana tuvo una mirada aguda hacia lo que es la ciudad, los gobiernos postrevolucionarios, la historia y el mexicano”.
La investigadora del Citru explicó que en su trilogía: Corona de luz, Corona de fuego y Corona de sombra se muestra el encuentro de los españoles con los mesoamericanos y la Virgen de Guadalupe, así como la figura de Maximiliano y Carlota, mientras que en El gesticulador,Usigli plasmó a los gobiernos posrevolucionarios que perdieron la guía de lo que fue la Revolución para el enriquecimiento personal y en otras piezas teatrales retrató a una clase media que se estaba formando y encontrando su lugar.
“Los personajes que plasmó Rodolfo Usigli son de los cuarenta, los cincuenta, de aquellos años para acá hay cosas que a lo mejor siguen subsistiendo en la clase media; hay ciertos rasgos que son constantes y podemos ver, por ejemplo, en El gesticulador como es la cuestión de aparentar lo que no se es”, apuntó la maestra en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Por su parte, el dramaturgo Jaime Chabaud expuso que Rodolfo Usigli es “sin duda” una gran figura a quien el teatro mexicano le debe mucho, pues significa en la historia del teatro mexicano un parteaguas e indicó que su obra va en tres líneas: su labor como dramaturgo, teórico y maestro.
En su dramaturgia, explicó Chabaud, están presentes los políticos, la construcción de la Revolución Mexicana y la historia de México, la cual le interesaba mucho. “Fue un gran apasionado de la historia nacional, lo que tiene que ver con dos obsesiones: la reconstrucción de la historia nacional, es decir, la reafirmación de la identidad mexicana y la indagación de las taras de nuestro ser mexicano vista a través de lo político”.
El jefe de Artes Escénicas del Teatro Casa de la Paz mencionó que en su papel como teórico, Rodolfo Usigli presentó su lado reflexivo sobre la construcción de un teatro nacional e intentó sistematizar algunos de los procesos de lo que fue la escritura teatral, por lo que actualmente se puede pensar que textos como El itinerario del autor dramático están completamente rebasados, pero fueron parte del bagaje teórico que ha permeado en las dramaturgias posteriores a Usigli y al que sus alumnos fueron fieles seguidores.
Dijo que en su papel como pedagogo y formador de escritores, Usigli generó una camada entre quienes están Josefina Hernández, Emilio Carballido, Sergio Magaña, entre otros, lo que sin duda fue el gran descubrimiento de Usigli como maestro y a quienes les dejó un legado, aunque también tuvo alumnos que no lo siguieron “a pie juntillas”, como Jorge Ibargüengoitia.
Representación de sus obras
Jorge Chabaud comentó que actualmente las obras escritas por Rodolfo Usigli se representan “muy poco, demasiado poco”, lo que en su opinión es una verdadera pena. “Hace tiempo Mauricio Jiménez dirigió Estado de secreto (1934), obra extraordinaria de vigencia brutal en cuyo texto retrata de manera pertinente los vicios y las corruptelas del partido oficial que se estaban construyendo en el momento cuando se escribió la obra, lo que es de una vigencia absolutamente aterradora y muestra lo poco que cambiamos los mexicanos”, explicó.
Por su parte, Guillermina Fuentes dijo que actualmente no es fácil encontrar directores jóvenes que les interese montar a Rodolfo Usigli, pero que de no llevarse a un escenario, por lo menos espera sean leídas sus obras.
Antonio Crestani indicó que desde los años setenta se han montado en los escenarios de México otras propuestas, como el teatro corporal, físico, basado en los símbolos y la experimentación escénica, dejando de lado por varias décadas al teatro realista.
“Creo que estamos terminando esa época. He visto claramente que las obras que más conectan con los espectadores tienen un tono realista, aunque quizá con estructuras o arquitecturas escénicas y dramáticas un poco más complejas. Confío que este tipo de obras realistas regresen con más fuerza y vigor a nuestros escenarios. Hace cuatro años que me tocó montar El gesticulador, fue un éxito absoluto”, recordó.
El gesticulador, su obra cumbre
Antonio Crestani comentó que “sin temor a equivocarse” la obra El gesticulador es la obra cumbre del teatro mexicano, pues en ella Rodolfo Usigli sentó las bases de cómo hacer un teatro nacional que hablara realmente de nuestras raíces, de las problemáticas mexicanas, teniendo lazos directos con la literatura universal, colocándolo como el escritor más relevante en México.
“Es una obra que presenta el poder sostener una mentira que se vuelve verdad, una conclusión, unas coincidencias que se van entretejiendo con la historia que permite que uno usurpe la identidad de otra persona. […] Fue escrita en 1938, después de la Revolución, puso el dedo en la llaga y sigue siendo completamente vigente para el sentir del mexicano”, explicó.
El gesticulador tuvo temporada en 2010 en el Centro Cultural Helénico, en el marco de la celebración del Centenario y Bicentenario de la Revolución y la Independencia, bajo la dirección de Antonio Crestani, quien recordó que fue catalogada como la mejor obra que se montó en su momento.
“Dirigir la puesta me permitió conocer con profundidad la obra, ver en dónde funciona la frase, la comedia, la tragicomedia, las cuales están entretejidas en un solo texto muy sólidamente construido. La historia se desarrolla en el interior de una casa donde encontramos a la esposa, los políticos, los hijos y las diversas posibilidades de la nación en ese momento, en el que se definen los rasgos que nos siguen caracterizando como mexicanos”, explicó.
Para Ricardo García El gesticulador se volvió una obra universal que trata los problemas de la clase media mexicana, posrevolucionaria, mientras que para Jaime Chabaud, Rodolfo Usigli tiene otras obras “de extraordinaria calidad”, como Estado de secreto.
“Habría que ver cuáles de sus obras han resistido al tiempo, pueden pasar 10 años y éstas pierden vigencia; no sé si eso le pase a las obras de Usigli, creo que tiene un lugar en el teatro mexicano y eso nadie se lo puede quitar”, puntualizó.
Rodolfo Usigli nació en la Ciudad de México el 17 de noviembre de 1905. Estudió en el Conservatorio Nacional y en la Escuela de Arte Dramático de la Universidad de Yale, fue profesor y director de Artes Teatrales de la UNAM, así como miembro de la Academia Cinematográfica y director de Prensa de la Presidencia de la República.
También fungió como agregado cultural en Francia y embajador en Líbano y Noruega, miembro de repertorio del INBA, de la Comisión Literaria y Técnica del Banco Cinematográfico y del Seminario de Cultura, correspondiente de The Hispanic Society of America; así como fundador de la escuela del teatro Nuevo Mundo.
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