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Derecho a decidir es un logro de la despenalización del aborto
Viernes 22 de agosto, 2014. 12:38 am 143 lecturas | 0 comentarios
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Oaxaca, México-Al aprobar la interrupción legal del embarazo (ILE) hasta la semana 12 de gestación, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) no sólo otorgó un derecho a las mujeres, sino que modificó algunas de las percepciones sociales con respecto al aborto, y legitimó la idea de que ellas pueden decidir sobre su cuerpo y que son autónomas. Como parte del Seminario Permanente de Investigación 2014 del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM) de El Colegio de México (Colmex), la doctora en filosofía Ana Amuchástegui Herrera presentó su investigación “El cuerpo en la experiencia del aborto legal: cuerpo sexual, cuerpo fértil y cuerpo de aborto”, en la que pregunta: “¿qué significa para las mujeres el hecho de que el aborto sea legal en el proceso de decidir y experimentar la interrupción del embarazo?”. El 27 de abril de 2007 la ALDF logró una transición no sólo institucional, sino también social, pues “de un día para otro” el aborto pasó de ser un delito a convertirse en un derecho, es decir, de ser ilegal y realizarse en condiciones de riesgo pasó a ser un derecho que permite a las mujeres interrumpir su embarazo en condiciones de seguridad. De acuerdo con la investigación de la también académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) –realizada a partir de entrevistas a 24 mujeres que utilizaron los servicios de ILE–, la legalidad que se otorgó al aborto derivó en que las mujeres puedan experimentar esta práctica de manera distinta. A decir de la experta, la legalidad “tiene efectos muy interesantes”, entre ellos el hecho de que al ser una institución pública la que realiza la práctica se legitima la idea de que “el embarazo es una condición de elección, que es legítima la idea de interrumpirlo y sobre todo es legítimo el sujeto que toma la decisión, es decir, las mujeres”. Amuchástegui sostuvo que con la aprobación de la ALDF aparece “la legitimidad de la mujer como un sujeto con un proyecto de vida autónomo, cuyo derecho de no procrear es legítimo y se reconoce a las mujeres como sujetas de su propia vida”. En generaciones anteriores, muchas mujeres se casaban por que estaban embarazadas, pero ahora con la investigación se detectó que muchas jóvenes están interrumpiendo sus embarazos para posponer el matrimonio. Y es que a raíz de la legalidad del aborto aparece una figura nueva que no quedó como tal en la ley, pero que sí se tomó como uno de los debates legislativos: el proyecto de vida. En las entrevistas, muchas jóvenes afirmaron que “fue feo, que fue difícil tomar la decisión, que no es una experiencia grata, pero les da gusto seguir estudiando y seguir trabajando, para ofrecer algo mejor a sus hijos cuando finalmente decidan tenerlos”. La experta recordó que la propuesta inicial del movimiento feminista era consagrar en la legislación lo que llamaban “la quinta causal” del aborto, es decir por razones de proyectos de vida. Pero a los diputados locales “les dio más miedo consagrar en la ley que las mujeres tienen un proyecto de vida, que el hecho de quitar las manos de las primeras 12 semanas de gestación”. En el fondo –consideró Amuchástegui–, lo que teme la sociedad no es la autonomía reproductiva de las mujeres, sino la autonomía sexual, “lo que es realmente problemático para los legisladores y la sociedad en general es que la sexualidad no esté atada a relaciones de subordinación, y que las mujeres realmente puedan decidir sobre con quién, cuándo y en qué circunstancias tienen relaciones sexuales”. Según lo encontrado por la investigadora, las mujeres construyen tres tipos de cuerpos radicalmente distintos en términos de la experiencia del aborto: cuerpo sexual, cuerpo fértil y cuerpo del aborto. Y es que aclaró que no se refiere sólo a las características biológicas, sino a las construcciones sociales y psíquicas. “Cuerpo sexual” hace referencia a los encuentros sexuales; ya que se pudo identificar que la mayoría de las entrevistadas sostuvo relaciones de subordinación con su pareja y en términos del “amor romántico”. Dentro del “cuerpo fértil”, una de las aproximaciones de la investigación es la identificación de que las mujeres no se cuestionan el hecho de ser madres o no, sino que lo que se decide es cuándo y en qué circunstancias se ejercerá la maternidad. Además de que las mujeres sienten “culpa” ante el embarazo no deseado, pues se consideran responsables de no prevenirlo, idea que deriva de concepciones culturales y de políticas públicas que dejan totalmente en manos de las mujeres la prevención y planificación familiar. Finalmente, el “cuerpo del aborto” tiene que ver con la percepción en las mujeres de que su decisión de interrumpir el embarazo es legal y segura, pues cuentan con atención médica en el proceso.
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