Oaxaca, México (apro).- En una reunión con los poderosos miembros de la curia romana con motivo de la navidad, el Papa Francisco los reprendió duramente debido a su “vanagloria” y a su “alzheimer espiritual”. “La curia romana debe mejorar… una curia que no se autocritica, que no se pone al día, que no busca mejorar, es un cuerpo enfermo”, les dijo el Papa a los sacerdotes, cardenales y obispos miembros de la administración central de la Iglesia en el Vaticano. En este duro y sorpresivo mensaje –los miembros de la curia solo esperaban felicitaciones navideñas–, Jorge Bergoglio les dijo a sus colaboradores que padecen 15 enfermedades y tentaciones mundanas que les impiden cumplir con su misión eclesiástica.
Les recordó que padecen “alzheimer espiritual” por dejarse cautivar por los dioses mundanos y del poder. Lo mismo que “esquizofrenia existencial” porque solo se dejan llevar por objetivos superficiales, siendo que predican lo contrario. Entre otros males de la jerarquía eclesiástica enumerados por el pontífice destacan “la mundanidad y el exhibicionismo” que alejan de la humildad cristiana, el “acumular bienes materiales” y el pertenecer a “círculos cerrados” que apartan de la convivencia con el pueblo. Y en clara referencia a los ancianos cardenales jubilados renuentes a dejar el poder, el Papa dijo que hay miembros de la curia que actúan como si fueran “inmortales, inmunes e incluso indispensables”. También les dijo que padecen de “rivalidad y vanagloria” al disputarse enconadamente los cargos, adulando a los jefes y protegiendo a un séquito de subordinados e incondicionales. Asimismo los acusó de filtrar a los medios de comunicación habladurías e información falsa para golpear a los enemigos. Al ver que los funcionarios presentes estaban molestos al oír estas verdades, el Papa les pidió dejar las “caras largas” y ser más alegres, ya que siempre hace bien “una buena dosis de humor”. Después de su discurso, el pontífice fue a saludar uno a uno a todos los cardenales presentes, en un ambiente que continúo tenso a pesar de los abrazos y de las felicitaciones navideñas. Al término de esta reunión con los altos funcionarios de la curia, el Papa se reunió con los trabajadores del Vaticano, a quienes les deseó feliz año nuevo y les pidió perdón por los escándalos en el seno de la Iglesia. “No quiero concluir este encuentro sin pedirles perdón por mis errores y por los errores de mis colaboradores. Y también por los escándalos que han hecho tanto daño. ¡Perdonadme!”, les dijo.