Oaxaca, México.-Ante la falta de garantías de seguridad para las defensoras de Derechos Humanos en México y en la región mesoamericana, activistas desarrollan estrategias alternativas de protección integral con perspectiva de género. Durante la presentación del libro “Travesías para pensar y actuar, experiencias de autocuidado de defensoras de DH en Mesoamérica”, la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos (RNDDH) informó que de 2010 a lo que va de 2014 en México se documentaron 400 agresiones y 31 asesinatos de defensoras y periodistas. Para la elaboración de este material –que recoge experiencias y buenas prácticas de protección y autocuidado que han implementado defensoras en diferentes contextos– participaron activistas de organizaciones de mujeres en los estados de Chihuahua, Veracruz y Sonora, y de comunidades indígenas de los estados de Oaxaca y Michoacán. Las integrantes de la RNDDH coincidieron en la necesidad de desarrollar mecanismos de protección para las defensoras de las diferentes entidades del país, ya que realizan su labor en contextos de crimen organizado y violencia contra las mujeres, como ocurre en Chihuahua y Veracruz. No obstante, ante la falta de acción de los Estados de la región mesoamericana, las defensoras se han visto en la necesidad de generar estrategias para protegerse a sí mismas, a las mujeres de sus organizaciones, sus familias y sus comunidades y territorios, dijo Ana María Hernández Córdova, integrante de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad-Oaxaca. Estas buenas prácticas son una herramienta política que pretende prolongar y fortalecer su resistencia ante el incremento de las violaciones a Derechos Humanos, precisó Teresa Guardián, líder de las autodefensas en la comunidad purépecha de Cherán, en el estado de Michoacán. Las integrantes de la RNDDH revelaron que autoridades de los tres niveles de gobierno son de los principales perpetradores de la violencia contra las defensoras, quienes también padecen agresiones del crimen organizado, sociedad civil, empresarios e incluso al interior de sus organizaciones. Y lamentaron que no sólo la impunidad y la falta de interés de las autoridades impidan el acceso a la justicia para las activistas, sino que sean los mismos funcionarios quienes las criminalicen y persigan como en el caso de Bettina Cruz, mujer defensora del territorio en el estado de Oaxaca, quien aguarda una sentencia por el supuesto delito de privación ilegal de la libertad. “Esto es un mensaje para que las mujeres no rompan los roles tradicionales de género”, señalaron. Las activistas detallaron que las agresiones que reciben van desde amenazas, persecuciones y hostigamiento judicial, hasta casos de feminicidio, y agregaron que existen agresiones con componentes de género que ocurren con mucha frecuencia en contra de las defensoras como violencia sexual o daños a su descendencia. De acuerdo con una investigación realizada por ellas mismas, el 83 por ciento de las defensoras de la región ha padecido alguna manifestación de estrés de manera cotidiana; 60 por ciento realizan su labor sin salario o alguna remuneración, y 50 por ciento llevan a cabo además otras actividades para obtener ingresos, lo que les representa una doble o triple jornada de trabajo. Detallaron que esta iniciativa es parte de la promoción de autocuidado que la RNDDH genera para proteger a las defensoras, entre ellas la celebración de reuniones locales, encuentros u otras prácticas que recojan la sabiduría indígena. Enfatizaron en la necesidad de que las autoridades locales, estatales y federales generen las condiciones para que las mujeres puedan defender las garantías humanitarias con el diseño de políticas públicas y mecanismos de protección en contextos y situaciones de riesgo.
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