Oaxaca, México.- “Nada trabaja sin energía”, así comenzó el ingeniero electricista Víctor Martínez, egresado del Instituto Politécnico Nacional, a hablar acerca de un principio básico pero fundamental para el funcionamiento del planeta: las energías renovables que, a diferencia de los combustibles fósiles o nucleares, se obtienen de fuentes naturales, libres e inagotables.
El experto describió los distintos tipos de energías renovables durante la conferencia. La energía hidráulica es aquella que aprovecha la caída del agua desde una cierta altura para generar energía eléctrica. Esta tecnología no es nueva, sin embargo no se ha explotado todo su potencial en México.
En cuanto a la energía eólica, la cual aprovecha la energía obtenida a partir del viento, existen tres tipos: tierra firme, marina y minieólica; ésta última utilizada mayormente en zonas rurales alejadas de fuentes de energía convencional y en las montañas. Víctor Martínez apuntó que, para garantizar el éxito de este tipo de proyectos de gran envergadura en nuestro país, es necesario hacer partícipe a las comunidades que habitan los territorios cercanos al proyecto para que puedan conocer y gozar de sus beneficios, así como mejorar los procesos para la realización de estudios de impacto ambiental. “El gobierno debe jugar también un papel fundamental, frenando la posible corrupción”, declaró.
Otra fuente es la energía geotérmica, obtenida mediante el aprovechamiento del calor interno de la Tierra. En México esta tecnología se ha ido mejorando, implementándose en estados como Michoacán.
La biomasa es la utilización de materia orgánica, como el estiércol, para la generación de energía. A través del biogás, resultante de la fermentación, o la quema directa de la biomasa, es posible cocinar y reemplazar la calefacción tradicional. Una de las principales tareas, agregó el experto, es llevar esta tecnología al campo, ya que muchas familias dedicadas a la agricultura y la ganadería, podrían gozar de sus beneficios.
Finalmente, la energía solar, aquella obtenida a partir del aprovechamiento de la radiación proveniente del sol, es de las más factibles para su implementación en México, dada su ubicación geográfica privilegiada dentro del llamado Cinturón de Fuego, donde se concentran los mayores índices de incidencia solar a nivel global.
Existen dos tecnologías, la solar térmica, que aprovecha la radiación directa para calentar agua o cocinar, por ejemplo, y la solar fotovoltaica, que utiliza celdas capaces de transformar la energía lumínica en energía eléctrica. Hoy en día estos sistemas han evolucionado considerablemente, permitiendo reducir costos y hacer reciclables aproximadamente un 80% de sus componentes, lo que ha logrado una mayor aceptación por parte de las personas, industrias y empresas.
Para muchas comunidades, el poder prender un foco significa un aumento en el porcentaje de la población que puede terminar sus estudios, al contar con más horas luz. Uno de los objetivos principales de estas tecnologías, señaló Víctor Martínez, debe ser llegar a más comunidades y contribuir en su desarrollo.
La implementación de estos sistemas en nuestro país ha logrado ciertos avances, gracias a la creación de diversas políticas, leyes y normativas para fomentar el uso racional de los recursos no renovables e incrementar fuentes de energía con menor impacto medioambiental. Sin embargo, concluye Martínez, es necesario generalizar su conocimiento para encender un movimiento internacional que permita la transición a estos sistemas libres y disponibles a largo plazo.
Empezar por realizar pequeñas acciones, como desconectar los aparatos eléctricos al finalizar su uso, moderar el consumo eléctrico, reciclar y utilizar medios de transporte alternativos al automóvil, pueden generar un impacto positivo inmediato al medio ambiente.