Oaxaca, México.-Ganador del Premio IMC-UNESCO, que han recibido grandes músicos como Daniel Barenboim, Leonard Bernstein o Dmitri Shostakovich, Alim Qasimov entró al mundo occidental gracias a sus colaboraciones con el chelista Yo Yo Ma y con el Cronos Quartet, cuyo director, David Harrington lo considera como uno de los cinco vocalistas más importantes de todos los tiempos. “No sólo la música de Azerbaiyán, sino toda la música tradicional tiene la capacidad de cruzar fronteras y de curar el alma, porque es algo que pertenece a la gente y habla directamente al corazón”, advierte Alim Qasimov, el más destacado cantante del mugham, una forma de música clásica muy apreciada en el mundo islámico que ofrecerá varios conciertos en México. Un legado artístico y espiritual de 2 mil años sigue vivo gracias al trabajo del artista, quien no sólo interpreta mugham en su forma tradicional, sino que ha hecho aportaciones como integrar una voz femenina a un arte exclusivamente masculino. Él comparte escenario con su hija Fargana y ambos se presentan este 19 de octubre en el marco del 42 Festival Internacional Cervantino. El lunes 20 actuarán en el Teatro de la Ciudad; el martes 21 en Yucatán, como parte del FIC Maya; el jueves 23 en el Teatro Degollado.
Un detalle que distingue su propuesta musical, es la integración de otra voz, en particular, una voz femenina, lo cual fue muy controvertido al principio. “Pero nos conocemos tan bien, ella ha practicado conmigo desde bebé y todo fluye natural. Yo empiezo una línea, Fargana lo asume y después, cuando hace falta una fuerza masculina, yo tomo la línea, en momentos es polifónico y en otros, casi como si fuera una sola voz”. Al respecto, la joven asegura que interpretar este tipo de música para una mujer “técnicamente es difícil, es una música que requiere mucha fuerza, porque estás expresando emociones que puedes decir que son muy masculinas, pero hoy en día hay muchísimas mujeres que interpretan mugham, en Azerbaiyán no existe ahora ninguna restricción para las mujeres, pero culturalmente hace algunos años no era así”. Intérpretes de instrumentos percusivos y de cuerdas, al tener como referente la cultura sufie, crean atmósferas que llevan al espectador a un estado casi de éxtasis, desde su propio trance, al que se entregan a través de la música y el canto.