Ciudadania Express
Viernes 17 de octubre, 2014. 01:30 pm

Cinematequio se extiende a Oaxaca; niños indígenas producen 24 cortos

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Paula Carrizosa Oaxaca, México.-Desde la realización del largometraje Figuras en la niebla (2010) en el que se recrean los mitos de la creación mazatecos, el cineasta Eduardo Bravo Macías comenzó con la tarea de rescatar leyendas, mitos y la memoria de las comunidades indígenas a partir de la visión de los niños, quienes no se limitan a contar, sino que extienden su acción en la producción, dirección y actuación de sus propios cortometrajes.
niñacineHasta ahora, cuenta Eduardo Bravo, se han realizado talleres en Puebla, en particular en la Cinemateca Luis Buñuel con el taller “Verano en corto”; otro en Metepec, Atlixco, con la creación del cortometraje Macehualtin sobre la leyenda mexica del Quinto Sol, y el taller “Cuentan qué” del Instituto Municipal de Arte y Cultura en 2012 que resultó en el filme Mazatzin, el hombre venado, historia popoloca de Tepexi de Rodríguez. El proyecto, refiere, también se ha extendido la junta auxiliar de San Nicolás Tetitzintla, en Tehuacán, en donde se realizó el corto Elotzin contra Quílitl: el origen del maíz; a Yautepec, Morelos, con El catrín de Apanquetzalco; a San Miguel Soyaltepec, Oaxaca, en donde se grabó Smik’ien; y nuevamente en Metepec, Atlixco, con cuatro filmes, 131313, Te quiero, De pinta y Huitzolopochtli. Este año, con la consolidación del Cinematequio, integrado por el propio Eduardo Bravo, la escritora Alejandra Domínguez y el comunicólogo Óscar Javier Hernández, el proyecto se desarrolló en Oaxaca con el apoyo de la Dirección de Educación Indígena (DEI) de aquel estado, y de su director Tomás Martínez García. En el marco del 15 aniversario de la DEI, menciona Eduardo Bravo, se realizaron 24 talleres de cortometraje  realizados por los niños, principalmente de primarias bilingües, por lo que el resultado fueron filmes hablados en mazateco, chinanteco, chatino, zapoteco (en distintas variantes), cuicateco, ikoot, chontal, ayuuk (mixe), y mixteco. “El trabajar con niñas y niños de la comunidad, principalmente en San José Tenango, me hizo ver el gran talento que hay en las comunidades pero también las pocas oportunidades que existen para se desarrollen alternativamente”, señala el director. Cuenta que el proceso se realiza en un tiempo récord de una semana: “Pasamos de la introducción de la historia y desarrollo del cine, hasta que los alumnas elijan en qué quieren participar. Se trabaja con el equipo técnico y artístico para que conozcan sus funciones y en su caso, a manejar el equipo que van a manejar. Incluso, con el apoyo de las autoridades locales, los padres de familia y los propios niños quienes sugieren las locaciones y se encargan del diseño y la realización del vestuario y la utilería. “Luego ensayamos, elaboramos y conseguimos los elementos necesarios para la puesta en escena, y casi siempre, entre miércoles y jueves grabamos, para posteriormente hacer la postproducción y el sábado por la noche se presente en la comunidad”. Esa proyección, cuenta Bravo Macías, suele tener un valor especial en la población, quienes además de ver reflejado su trabajo en la pantalla, se saben insertos dentro de un proceso al que usualmente no tienen acceso, como lo es la producción y realización fílmica. “Aparte de la experiencia de ver una película hablada en su lengua originaria, queda también la conciencia que hace falta la producción de contenidos desde la perspectiva de la comunidad así como una visión más crítica”. A la larga, concluye el realizador, es que los materiales no sólo se proyecten en la comunidad o en las instituciones que los patrocinan, sino que sean “arropados” por algún festival para que puedan ser vistos por un público mayor. Hasta ahora, algunos de los cortos producidos por Cinematequio han participado en foros como el de Cine de terror Mórbido y en el primer Encuentro de creadores del mundo maya.
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