Oaxaca,México-La crianza de ganado –para la producción de carne– en pequeña escala y en zonas urbanas puede hacer una importante contribución a la reducción de la pobreza, fomentar la igualdad de género y promover una dieta saludable sin daños al medioambiente, la biodiversidad y el clima. Es necesario cambiar la tendencia del mundo desarrollado que tiene menos personas dedicadas a la crianza de ganado, pero al mismo tiempo tiene más animales, lo que ha concentrado el poder del mercado en pocas manos, en detrimento de los pequeños agricultores. Estas son algunas de las conclusiones del “Atlas de la Carne. Hechos y cifras sobre los animales que comemos”, un informe que responde de dónde viene el bistec, la salchicha o la hamburguesa, y su relación con la ganadería, el medio ambiente y el consumo responsable. Silvia Ribeiro, directora para América Latina del Grupo ETC; Anette von Schönfeld, directora de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, y Dolores Rojas, coordinadora de Programas de la misma fundación, dijeron que en México creció el consumo de carne por persona desde 2012. En México, en el promedio nacional, 32.7 por ciento del gasto corriente de una familia se destina a los alimentos; de ese gasto, 22.2 por ciento es para consumo de carne y a partir de 2012 el consumo de este alimento por persona tuvo un crecimiento de 3.2 kilogramos por año. Sin embargo la producción y el consumo de carne tiene implicaciones ambientales severas; por ejemplo en 2007 el 77 por ciento del consumo de agua se destinaba al sector agropecuario, lo que está relacionado con la deforestación, el cambio de uso de suelo y la emisión de gases de efecto invernadero En México, explicaron, la conversión de áreas naturales en pastizales es más evidente en el norte árido de México: los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Además, a decir de las expertas, la producción industrial de ganado tiene consecuencias en temas como la pobreza y el hambre, el desplazamiento y la migración, el bienestar animal, el cambio climático y la biodiversidad, y además en la igualdad de género.
Según los análisis de la ONU, ellas tienen menor acceso a activos, insumos y servicios como tierras, ganado, trabajo, educación, financiamiento y tecnología. A propósito de este tema, la publicación editada por la Fundación Heinrich Böll Stiftung, señala que se puede criar ganado a pequeña escala, lo cual también facilitaría que las mujeres tuvieran acceso a recursos productivos y hacer que participen en un mercado de trabajo rural flexible. Asimismo destaca que esta actividad puede ser parte de un cambio en los patrones de consumo, ya que a una agricultura industrializada concentra el mercado en pocas corporaciones, y la carne producida de manera intensiva no es saludable por el uso de antibióticos, hormonas y agroquímicos.