Ciudadania Express
Martes 25 de noviembre, 2014. 01:46 pm

El futbol es un sistema de representación de la realidad: Juan Villoro

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Nueva York.- Al participar en el ciclo Grandes voces de México en la sede del Instituto Cervantes de Nueva York, el escritor mexicano Juan Villoro, aseguró estar convencido de que el futbol es un sistema de representación de la realidad y que en cierta manera explica mucho de la idiosincrasia de los mexicanos en todos los ámbitos.

villorony“Creo que en este juego se logra en ocasiones la antropología perfecta que consiste en la validación del oponente. Muchas veces hay partidos tan cerrados y bien jugados que el público ha aplaudido también al equipo rival, es decir, vemos por unos segundos la utopía de nuestras esperanzas en la humanidad convertidas en realidad, de ahí que me apasione este juego desde hace tantos años”.

Acompañado por el también escritor Naief Yehya, Juan Villoro desarrolló una charla que cautivó por varias horas al público asistente al auditorio ubicado en el 211 de la calle 49, en Manhattan.

Juan Villoro recordó que entre las muchas razones que ha leído sobre porqué a los mexicanos les gusta el futbol se encuentra la de “echar relajo”.

“El mexicano para echar relajo, término que viene de la cultura popular, necesita un pretexto, el pretexto antecede a la fiesta, la ceremonia, el festín, cualquier sitio donde vamos a echar relajo. Este pretexto puede ser de índole religioso, puede ser de la Virgen de Guadalupe, puede ser el cumpleaños de una persona que tal vez ni conocemos, pero llegamos ahí de colados, puede ser algo a veces muy remoto, como el 5 de Mayo, la gente no sabe muy bien qué pasó el 5 de mayo pero está ahí la fiesta”

No obstante, advirtió, una vez que empieza la dinámica del relajo, el pretexto se borra, pasa completamente a segundo plano y el relajo se convierte en el principal acontecimiento y ahí no hay otra lógica más que el que la gente esté contenta.

“El porqué se reunieron, eso cada vez importa menos y entonces las fiestas mexicanas religiosas acaban pareciéndose a las no religiosas porque la dinámica es la misma, se oye la misma música, vienen los mariachis, el tequila, entonces se convierte sólo en la oportunidad de estar ahí, ver a tu compadre, comer tacos, oír la música”, dijo Juan Villoro despertando las risas en los asistentes.

El escritor afirmó que en los estadios no hay nada más importante que la gente, algo muy significativo porque se logra que el público se convierta en el gran actor.

“Es por ello que muchas de las principales actividades deportivas suceden en las tribunas, es una constatación evidente que en México, el publico hace más esfuerzo que los jugadores”.

Naief Yehya recordó que para la generación que nació y creció antes del Internet era muy difícil enterarse de lo que pasaba en el futbol, sobre todo el de otros países.

A veces conseguíamos un diario o una revista que generalmente llegaban con noticias muy viejas. Veíamos el futbol como fantasmas, a diferencia de ahora que podemos ver cualquier partido del mundo.

Naief Yehya confesó que sí cambió de equipo cuando entró a la UNAM, algo en su opinión es un tanto impropio, pero que sí sucede.

“Cuando me mudé a Nueva York sentía la necesidad de ver cualquier partido, era una manera de reconectar con México. En un libro, Álvaro Enrigue me pone como un personaje secundario, se trata de una persona desesperanzada, diciéndole que en este país el futbol es un juego de niñas. Realmente sí fue una transición dolorosa, echar de menos el futbol, felizmente el internet nos trajo la posibilidad de ver todos los partidos del mundo”.

Por su parte, Juan Villoro evocó que el primer regalo que recibió en su vida fue un llavero del club Barcelona, porque su padre siempre sintió a España como algo que había perdido.

“Muchas de las cosas que más se idealizan suceden en la mente de los exiliados, quienes evocan las cosas que perdieron, por eso en México cuando mi padre me hablaba del Barcelona era una cosa maravillosa, en esos tiempos en que no había televisión satelital, era un equipo de fantasmas que siempre ganaban por goleada, en la mente de mi padre era un equipo poderosísimo”.

Evocó cuando aquel equipo fue a jugar a México en 1962 y él acudió con su padre a verlo sintiendo que a través de los años su relación con el Barcelona había sido muy estrecha.

“Con la televisión en México se pueden ver los partidos de ese club, y por la diferencia de hora, como los partidos suelen ser de noche en Europa, es la hora de comer en México. Ahora me pregunto qué pasaría si Cataluña se independiza de España y tengo la teoría de que lo que mantiene a Cataluña no es el deseo de permanecer en el país, sino porque si se independiza Cataluña, por disposiciones de la UEFA no podría jugar más que con equipos catalanes, es un tema complicado”, aseguró Villoro levantando nuevamente las risas del público reunido en el Instituto Cervantes de Nueva York.

Juan Villoro dedicó también su charla a hablar de lo difícil que es identificarse con equipos de futbol locales que juegan muy mal.

“Me doy cuenta de la capacidad de autoengaño que se necesita para apoyar equipos en México. A mí en lo personal un equipo muy perdedor me cansa. Es un desafío a la identidad apoyar por ejemplo al Necaxa, que es mi equipo de toda la vida, que se mudó a Aguascalientes”.

El escritor afirmó que cuando viaja a Aguascalientes a ver jugar al Necaxa, de repente se da cuenta de que en el estadio está a veces rodeado exclusivamente por japoneses.

“Es que en Aguascalientes está la principal planta ensambladora de Nissan, y a los japoneses les gusta el futbol e ir al estadio, y coincidentemente el equipo tiene los colores de la bandera de Japón. Entonces estoy en Aguascalientes viendo a mi equipo, apoyado por gente completamente extraña, y ahora eso es algo que representa también mi identidad porque el Necaxa es el equipo de mi infancia y en la vida puedes cambiar de todo, pero la última instancia legítima es el equipo de futbol, porque eso es como querer cambiar de infancia, querer ser otro niño”.

Finalmente Juan Villoro recordó que la primera vez que viajó a Europa fue por su cuenta, trabajando en un barco carguero de Transportación Marítima Mexicana en 1975.

“Llegué a Europa, y en los lugares que yo iba visitando había un servicio de American Express que permitía que la gente que iba viajando pudiera recoger cartas aunque no tuviera cuenta. Entonces mi padre me escribía a distintos lugares y siempre en su carta estaba agregada la tabla de resultados del futbol. Eran partidos mentales para mí que sólo podía imaginar a partir de los resultados. El futbol tiene mucho de ejercicio mental. Yo recuerdo que los primeros partidos que seguí los escuché por la radio, habían grandísimos narradores que sin duda poblaron par siempre mi imaginación de metáforas”.

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