Ciudadania Express
Martes 24 de junio, 2014. 03:02 pm

El uso correcto del lenguaje por los jóvenes, un reto de la AML: Silvia Molina

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Oaxaca, México.- Me siento muy emocionada, es un honor para mí entrar a la Academia Mexicana de la Lengua, donde están muchos de mis maestros, pero además yo entro como corresponsal por mi estado, por Campeche, eso me une más a mi tierra y me da la posibilidad de trabajar por ella de una manera distinta, aunque siempre he estado con los ojos puestos en Campeche en muchas cosas, en mi obra está constantemente Campeche, señaló la escritora Silvia Molina, a propósito de su próximo ingreso a ese órgano colegiado.

silviamolinaamexicanalengua061424En entrevista con el Conaculta, la autora de novela, cuento y literatura infantil, aseguró que si bien la Academia Mexicana de la Lengua está bien organizada y funciona de manera óptima, uno de los retos que enfrenta es llegar a los jóvenes, a fin de que a pesar de la economía en el lenguaje, no olviden las reglas gramaticales y ortográficas.

Lo importante, dijo, “es cómo hacer que todos estos jóvenes que están muy acostumbrados a usar un lenguaje sintético por el uso del teléfono y que ya no ponen ‘que’ sino una k, cómo lograr que se atengan a las normas del lenguaje para no quedarse incomunicados, incluso sin trabajo”.

Silvia Molina advirtió que “en un trabajo nadie les va a aceptar que escriban en un oficio ‘que’ con k, eso es un reto, ver cómo llegar más a los jóvenes para decir: ‘mira, está muy bien, hay que economizar en un recado de 20 palabras, pero tienes que aprender las normas del lenguaje porque si no tu futuro peligra”.

La escritora, ganadora del Premio Xavier Villaurrutia en 1977 por su novela La mañana debe seguir gris, aseguró que nunca se imaginó llegar a ser parte de la Academia Mexicana de la Lengua, ya que al ser disléxica, aprendió a leer de manera tardía, hasta que cursó sus estudios de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

“Fue en la facultad cuando yo realmente entendí la gramática y empecé a entender mejor la ortografía, pues en mi época las personas con dislexia no recibían un trato especial, no se conocía la dislexia, en la escuela pensaban que eras tonto y se acabó el asunto, no te daban una atención especial, no se preocupaban por ti, pensaban que no tenías la capacidad”.

Aunque tuvo “una primaria desastrosa y una secundaria irregular”, Silvia Molina cuenta que vivía en un ambiente favorable a las letras, pues su padre era escritor y su madre le contaba y leía cuentos. Era, recuerda la novelista, un “ambiente favorable para la cosa espiritual de la literatura, lo que te va dejando, lo que te despierta, en mi familia sí eran muy literarios en ese sentido, en mi casa, rodeada de libros, había una inclinación por la cuestión literaria”.

Así, inició una fructífera carrera que la ha llevado a la escritura de novela, cuentos y libros infantiles, un ámbito que, dijo, estaba descuidado en México, pues “a los escritores no les gustaba” y decían “yo no escribo para niños”.

Al principio, precisó la autora, comenzó con la adaptación de leyendas prehispánicas para sus propias hijas, después de manera profesional “y ahí fue cuando me di cuenta que era muy interesante escribir para niños, es mucho más difícil que escribir para adultos, porque los niños son más exigentes, si los pierdes, los perdiste, ya no regresan, es un reto muy especial, tienes que tener cierta malicia literaria, para ver cómo los pescas”.

De la Academia Mexicana de la Lengua señaló que se trata de una institución que ha sido un pilar de la cultura y de la lengua, “de la consolidación del lenguaje, el cuidado del español, quien norma la lengua para ver cómo se usa, cuáles son sus usos, qué se permite, qué no se permite.

“Es una institución que siempre ha estado constituida por grandes personajes, siempre uno respeta la Academia Mexicana de la Lengua, siempre ha sido así, como de los respetos de todo mundo, la constituye gente que tiene realmente el conocimiento de su área, es una institución a la que me honra realmente pertenecer”.

Aunque Silvia Molina nació en la Ciudad de México, formará parte de la Academia como corresponsal por Campeche, de donde es originaria su familia, por lo que ha sido galardonada con la Medalla María Lavalle Urbina y la Medalla Justo Sierra, que otorga ese estado.

En su calidad de corresponsal, dijo, trabajará en las diversas comisiones de la Academia, para analizar el uso del lenguaje en Campeche, porque “hay ciertos giros del lenguaje, en todas partes, qué quiere decir, de dónde viene, porqué esa expresión, concretamente en lo que se refiere a la liga con Campeche”.

Por otro lado, destacó el papel que ha jugado la tecnología, ámbito del cual se han incorporado muchas palabras, conocidas como neologismos, ante las cuales la Academia debe estar muy atenta, pero además le ha servido a la institución para, por ejemplo, subir a internet sus diccionarios y brindar consultas a través de su página web.

Además de ingresar a la Academia Mexicana de la Lengua, Silvia Molina se desempeña como funcionaria del INBA, presidenta del Seminario de Cultura Mexicana y mantiene su escritura, pues en estos momentos, prepara una novela.

“Voy muy despacio porque no tengo mucho tiempo, pero sí, todos los días aunque sea unas líneas. No hago vida social, eso es lo que me ayuda un poco digamos, llego aquí temprano, me voy, trabajo en mi casa sábados y domingos, así es la vida del escritor, es un poco solitaria”.

La novela, adelantó, tiene que ver con Campeche, es de corte histórico, sobre un asalto que hizo un pirata en 1865, “pero desde el punto de vista de la población, no desde el punto de vista de los piratas,  sobre piratas se conoce mucho. Campeche fue una ciudad asediada por los piratas durante 300 años, llegaban a cada rato, imagínate lo que se da cada vez que llega un ataque, la población qué hacía, se estaban terminando de levantar cuando volvían otra vez los piratas, una vida muy complicada, muy difícil”.

En su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, Silvia Molina hablará sobre la dramaturga de origen campechano, Luisa Josefina Hernández, conocida dramaturga, novelista y traductora de gran trayectoria, en particular de la presencia de Campeche en su obra, el cual será respondido por Vicente Quirarte, amigo de Silvia Molina desde hace muchos años, quien conoce a profundidad su trabajo.

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