La encuesta de la casa consultora, aplicada vía telefónica a 600 personas de todo el país, refiere que para 3.7 por ciento el problema se origina en la pareja; 1.7 por ciento en la familia.
Sin embargo, las Naciones Unidas ha reconocido que la violencia contra las mujeres o de género es un problema de salud pública; una práctica aprendida, consciente y orientada, producto de una organización social, estructurada sobre la base de la desigualdad de género.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) señala en su texto “Violencia contra las mujeres: un obstáculo crítico para la igualdad de género”, que las luchas de las organizaciones de mujeres han permitido poner el tema en la agenda pública y posibilitado una mejor conceptualización y tratamiento de este problema.
“En un inicio el tipo de violencia que más comúnmente se denunciaba era la física y sexual. Hoy en día la interpretación incluye otras modalidades y otros tipos de violencia que, en conjunto, expresan la situación de vulnerabilidad de las mujeres”, refiere el documento.
Al recopilar la percepción de los entrevistados sobre qué tipo de violencia se da más, GCE reveló que 50.9 por ciento señaló de los consultados señaló que la psicológica, 32.6 por ciento afirmó que la física y 12.3 por ciento, la sexual.
Ante ese panorama, en diversos países del mundo se han implementado legislaciones, acciones y políticas públicas para prevenir y afrontar las consecuencias de la violencia de género.
En México se cuenta con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia desde diciembre de 2006, la cual obliga al Estado a mexicano a intervenir de forma directa para evitar la violencia contra las mujeres conforme a los principios de igualdad y no discriminación.
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