Oaxaca, México.- Con el recital poético musical “Lectura de Poemínimos y poemas sobre la Ciudad de México. Música para voz y piano”, la Universidad Nacional Autónoma de México rindió homenaje al poeta Efraín Huerta en el centenario de su natalicio.
[caption id="attachment_228267" align="alignright" width="204"] Estoy seguro de que mi padre estaría profundamente conmovido por esta reunión, feliz de ver a tantos amigos y de pensar que a 100 años de su nacimiento tiene tantos lectores de todas las edades, comentó David Huerta.[/caption]En el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, el rector José Narro Robles estableció que esta casa de estudios reivindica, y lo hace en forma permanente, su defensa de la cultura, el arte y el conjunto de actividades humanas, sin las que una sociedad está perdida. La institución apoya, y así lo hará, a la poesía y a los poetas.
Este acto, dijo, es un recordatorio de lo que representan las humanidades. Sin ellas no hay solución a nuestros problemas. Por fortuna, en el caso de nuestra sociedad, México cuenta con la Universidad y extraordinarios humanistas.
Mientras la poesía y los poetas le canten a las cosas, mientras nos compartan los sentimientos más profundos y hagan valer su voz por los que menos tienen, habrá salida para nuestros asuntos y conflictos, abundó en el recinto donde Huerta asistió a la Escuela Nacional Preparatoria, para después ingresar a la entonces Escuela Nacional de Jurisprudencia, hoy Facultad de Derecho. Narro resaltó que Efraín Huerta es uno de los grandes entre los más grandes poetas; personaje extraordinario, hombre inteligente, de gran congruencia y enorme sensibilidad. Es también “uno de los nuestros” y su obra nos da motivo para encontrar los valores que debieran guiar el destino de una colectividad. Fue un hombre comprometido y solidario con causas populares, puntualizó.
En tanto, David Huerta, hijo del escritor, señaló que su padre fue sensible a la utopía encerrada como un diamante en la ciudad moderna; también al infierno que formamos juntos. Por eso, le declaró de manera simultánea su amor y su odio a la Ciudad de México. “Estoy seguro de que mi padre estaría profundamente conmovido por esta reunión, feliz de ver a tantos amigos y de pensar que a 100 años de su nacimiento tiene tantos lectores de todas las edades. En las aulas universitarias se habla de él y sus poemas, y se lee su obra como algo propio, valioso y perdurable”, resumió.
En el acto, donde Gabriela Pérez Acosta, al piano, y Rebeca Samaniego, mezzosoprano, interpretaron música de Mario Ruiz Armengol, Margarita Castillo y Emiliano Martínez dieron voz a algunos de los poemas más significativos, entre los que figuran Declaración de amor, Esta región en ruinas y Juárez Loreto.
Así, se leyó: “Ciudad que llevas dentro/ mi corazón, mi pena,/ la desgracia verdosa/ de los hombres del alba,/ mil voces descompuestas/ por el frío y el hambre. “Ciudad que lloras, mía,/ maternal, dolorosa,/ bella como camelia/ y triste como lágrima,/ mírame con tus ojos/ de tezontle y granito,/ caminar por tus calles/ como sombra o neblina”.
Asistieron Eugenia y Andrea Huerta, hijas del poeta que le escribió a la Ciudad de México, amigos y familiares, así como autoridades universitarias, académicos y alumnos.