Oaxaca, México.- ¿De qué se habla cuando se opina sobre el espacio público? ¿Es el sitio no privado, acaso los lugares de nadie, pero a los que se concurre como verdaderos poseedores sin responsabilidades? ¿Sólo hay espacios públicos en los ambientes urbanos?
El espacio público es un elemento sustancial de la ciudad. No sólo abarca las áreas verdes y las calles, sino todas las zonas abiertas que componen la urbe, explicó Gabriela Wiener Castillo, de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM.
Además, hace posible la sustentabilidad de las metrópolis, pues ahí confluyen tres factores: ambiental, social y urbano.
“El primero se refiere a los componentes de la naturaleza (agua pluvial, suelo, topografía y clima), en tanto que el social tiene que ver con las actividades comunitarias de la ciudadanía (encuentro social, tradiciones, recreación, cultura y deportes). Por lo que toca al tercero, debe entenderse a vivienda, equipamiento, movilidad, distribución y acceso al entorno. Estos factores, entre otros, convergen, por lo que son relevantes en la planeación”, indicó la arquitecta paisajista.
Al trabajar en este aspecto se proporciona espacialidad a la sustentabilidad, asimismo, se brinda un soporte material real a las personas para convivir. Se ofrece un servicio público a la población y se conservan las áreas naturales. “Lo visualizamos como un elemento estratégico dentro de la planeación urbana”, acotó la integrante de la Coordinación de Investigaciones en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje (CIAUP).
De acuerdo con Wiener Castillo, con la intervención al espacio público es posible elevar la calidad de vida de los habitantes, sin embargo, la planeación se tiene que resolver a otra escala. No se trata de limpiar una cancha o poner rejas a un jardín, ésas son acciones fragmentadas y de poca visión, que no resuelven.
“Para trabajar el espacio, prosiguió, hay que considerar que ahí todo se materializa y en el público más: desde las políticas públicas, hasta intereses, tradiciones, costumbres y rituales, sin soslayar las formas de vida, voluntades, comerciales y actividades productivas. Todo se lleva a cabo en forma de patrones en el espacio. De otro modo, se desperdician recursos humanos, económicos y políticos”, comentó.
Por otra parte, definió los atributos del espacio público: multidimensional, en el sentido urbano porque abarca regiones urbanas; en el social, porque contiene componentes históricos, políticos y económicos y, además, posee continuidad ambiental. “Hay que dejar que transiten los elementos naturales del paisaje y que pasen literalmente por corredores verdes integrados a manera de red. Si éstos se bloquean, se desploma el conjunto”.
En la medida en que se tenga conciencia de que el espacio público es uno solo, no pedazos dispersos en la ciudad, y que además posee identidades locales, construiremos la ciudad que queremos, dijo.
Gabriela Wiener Castillo participó en la intervención de 14 espacios públicos incluidos en el Programa de Desarrollo Urbano en Ciudad del Carmen, Campeche. Asimismo, colaboró con un equipo de trabajo en el desarrollo del “Plan maestro de arquitectura de paisaje para la integración del paisaje de Cuautepec”, que evalúa aspectos ambientales, sociales y urbanos de esa zona del Distrito Federal.
Tras la intervención multi e interdisciplinaria de académicos y estudiantes de la licenciatura de Arquitectura de Paisaje, se plantearon soluciones para el manejo y control de las aguas pluviales y medidas más eficaces para su uso en calles, plazas y áreas verdes.
Recientemente, formó parte del equipo de la Coordinación de Vinculación de la FA, que elaboró el Plan maestro de intervención ecológica en territorio ejidal, San Francisco Tlaltenco, en Tláhuac, a fin de dotar de vivienda y equipamiento (museos, escuelas, deportivos, producción agrícola) al ejido.
Al intervenir, damos acceso a la población, a cosas de las que carece, por ejemplo, habilitamos áreas abandonadas, sin uso (sitios residuales, como decimos los arquitectos) y todo encuentra sentido, concluyó.