Oaxaca, México.- El llamado sonó en el escenario montado en la Plaza de la Danza, nombre del concierto que encabezó la cantante Susana Harp. Poco a poco, el público se sentó a escuchar una rítmica propuesta musical —a través de canciones y cuentos— que hicieron a niños y adultos reflexionar sobre los daños que la humanidad ha causado al medio ambiente.
La tarde del pasado sábado decenas de personas se sumaron a la convocatoria realizada por la intérprete oaxaqueña. En esta cita, además de invitar a conocer la producción discográfica titulada El llamado, los asistentes pudieron obtener un disco compacto de esta propuesta musical a través del canje de cinco kilos de desechos sólidos.
Las amenazadoras nubes se hicieron a un lado y despejaron la lluvia de uno de los cuadros arquitectónicos más bellos de la ciudad de Oaxaca: la Plaza de la Danza. Y al rayar las siete de la noche, Susana Harp salió al escenario, vestida de blanco y como accesorio se engalanó con una enorme sonrisa.
En su mensaje agradeció a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) por apoyar su presencia y la de los demás artistas invitados; también valoró el respaldo de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio); al Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez por las facilidades otorgadas; y a la fundación cultural Xquenda por unir en esfuerzos a favor de un México mejor.
El encuentro musical comenzó con la interpretación del oaxaqueño Jeisel Torres, quien compartió el tema “Especies invasoras”, una canción compuesta por el chiapaneco Emilio Lome. Al escenario también subieron Cristina Solórzano y Claudio Pezzoti para cantar “Fandanguito volador”, de la inspiración de Diego Astorga, Miguel Guerra, Joaquín Ortiz y Xanai Ortiz.
La tarde siguió su curso y mientras más invitados se sumaban a este encuentro por la naturaleza, el foro recibió a Néstor Isidro Rincón, quien cantó su canción “El llamado”. Luego, el maestro Jorge Buenfil captó la atención de todos al narrar “Las jícaras de agua”, un cuento de Julio César Gallardo Vásquez.
El ritmó se prendió con fuerza cuando Susana Harp bailó e interpretó la composición de Nuria Gómez Benet, “¡Qué fiesta tan chipocluda!”. Una voz infantil acompañó a la cantante y el momento fue cobijado por aplausos y entusiasmo. Más adelante, el trío vocal Arándaluz y Ernesto Anaya brindaron las notas y voz que hizo conocer la historia de “Yuya, la calandria acahualera”.
“Xólotl” fue el título del cuento que relataron Jorge Buenfil y Natalia Cárdenas. Al llamado musical llegó también Juan Jesús Juárez Ortiz, quien puso ambiente con su canción “Ajolote mexicano”. De vuelta, Susana Harp salió al foro para cantar “El son de las erres”.
La noche llegó a la Plaza de la Danza y las canciones y los cuentos siguieron danzando entre las verdes canteras. Jorge Buenfil descubrió la historia del cuento “La primavera”. Y también Iraida Noriega prestó su voz al tema “El enigma del Xolo” y “Cómo quisiera”.
Antes finalizar la cita sonora por el medio ambiente, el doctor José Sarukhán Kermez, coordinador nacional de la Conabio y el doctor Carlos Galindo Leal, director general de Comunicación de la Ciencia, (Conabio), entregaron a Susana Harp un reconocimiento por sumarse al proyecto de “El llamado”. Sarukhán Kermez agradeció a la cantante oaxaqueña su labor: “Susana, gracias por cuidar los recursos de la naturaleza y sigamos trabajando juntos”.
Los aplausos se escucharon y la música siguió, donde destacaron los acordes del grupo Macario; todos los cantantes, narradores y músicos abarrotaron el escenario en medio de un juego de luces. El concierto terminó y la semilla musical quedó sembrada en Oaxaca.