Ciudadania Express
Viernes 05 de diciembre, 2014. 04:30 pm

Preparan homenaje al jazzista oaxaqueño Guillermo Porras

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Fortino Torrentera O. Oaxaca, México.-Uno de los más importantes pianistas oaxaqueños y persistente promotor del jazz, Guillermo Porras, recibirá un merecido homenaje el próximo miércoles en el Teatro Macedonio Alcalá, donde exponentes de este género encabezados por el virtuoso clarinetista oaxaqueño, Edgar Segura preparan un amplio repertorio. Memo Porras, como se le conoce en el ambiente musical ha hecho grandes aportaciones al jazz nacional lo cual se menciona en el libro “Carambola, Vidas en el jazz latino” de Luc Delannoy, además de ser una figura en la promoción de este género que ha dado un semillero de grandes jazzistas en Oaxaca, dejando un legado a la música de fusión en el país.
Edgar Segura  reconoce que Porras “ha hecho mucha labor en Oaxaca; toda su vida se ha dedicado a la música, no sólo a la promoción del jazz regional sino también nacional, por lo que es un tributo al músico”. 
memo El mismo maestro Memo Porras habla de su amor y su respeto por el instrumento: “Me satisface mucho tocar el piano y generalmente siempre prefiero un piano acústico o un teclado decente, lo que es difícil en Oaxaca, pues los apoyos han sido muy escasos y débiles, por eso siempre es una ceremonia para mí tocar, porque nunca existe el trato que quisiéramos, esa es una de las razones por las que toco poco”.
“He tocado en el Macedonio Alcalá porque tiene un piano de cola y sé que en él han tocado grandes músicos”, refiere de ese recinto donde ha ofrecido innumerables veladas, como los tributos que con Segura rindieron en años anteriores a la Bossanova.  Y señala: “Se paga a músicos que cobran mucho, aunque debo reconocer que algunos de ellos son grandes músicos pero su trabajo se promueve solo, no necesitan la protección del Estado, cuando lo que tenemos que apoyar es el jazz, el rock, la salsa a los grupos oaxaqueños”.

LA MÚSICA QUE NO SE VE
“Hay una parte de la música que es la parte racional, donde ves el solfeo, la armonía, toda la rigidez, pero hay una parte de la música que es la emocional que esa no se compra en Casa Veerkamp, esa no la estudias, si no tienes el talento, vas a tocar pero de una manera muy rígida”, define. Y recuerda a uno de los grandes jazzistas oaxaqueños, como fue Jorge Fernando Hernández y su “Yope power”: “Cómo un yope que come tlayudas, toma mezcal, va la vela de la Virgen de la Soledad aunque sea ateo, cómo puede ese músico traducir a Charlie Parker y tocarlo con su sentido, pues es por el enorme talento que hay”. Se hace una reminiscencia de esa labor en un texto publicado en el número 6 de la revista "Acervos”: La primera formación del grupo de jazz de la Universidad permaneció por aproximadamente 10 años, con una fructífera carrera que los llevó a presentarse en innumerables foros de la ciudad, además de escenarios de Xalapa, Cd Juárez y por supuesto el Festival Cervantino.  Problemas con las siguientes administraciones produjeron un amargo rompimiento y Jorge Fernando fue despedido del grupo (¿o lo renunciaron?), heredando la dirección –y los problemas- a Guillermo Porras. Guillermo y su hermano Pablo llegaron al grupo en 1980 y consolidaron la gran época de esta agrupación hasta los primeros años de la década siguiente.  Habla el maestro Porras: “El problema con el grupo de jazz es que la institución que lo creó, salvo al principio, nunca le dio espacios para su desarrollo. A la salida de Sergio Magaña el grupo de jazz fue utilizado por las distintas administraciones para simplemente quedar bien en los eventos importantes. Con un simple “ahí te mando a los muchachos” tuvimos que tocar en lugares donde nadie te pone atención y sólo sirves de relleno. Nunca se hizo un esfuerzo por generarle al grupo espacios, preparación, salidas, roce con otros músicos. Por eso tronó; porque no se puede tener un grupo burocrático. Nosotros como músicos nos seguimos desarrollando y tenemos buen nivel, pero el proyecto de grupo simplemente se desplomó”. La importancia de lo dicho por Guillermo Porras puede medirse con el ejemplo de Xalapa, donde existe desde los años 70 gran apoyo institucional de la Universidad Veracruzana hacia su grupo de Jazz: Orbis Tertius; y no sólo a ellos, sino a otros grupos jóvenes formados en su seno ¿resultado? Orbis Tertius tiene dos discos grabados, han actuado en lugares como Montreal, Varsovia y muchas plazas del país, entre ellas el Festival Internacional Cervantino; y tienen una generación joven que ha tenido roce internacional. A partir de estas experiencias, Guillermo Porras y Jorge Fernando se convierten, cada uno por su lado, en solitarios portavoces de una música brillante, llena de inventiva y vitalidad pero injustamente relegada. Estos dos músicos han sido prácticamente los únicos autores de obras originales documentadas. 
Paralelo a su actividad dentro del grupo de jazz de la Universidad, Guillermo Porras mantuvo grupos alternos en donde desarrolló una actividad más libre, sin embargo, la falta de espacios para tocar y el desinterés de los medios hicieron que su quehacer pasara prácticamente desapercibido. Poco a poco se empezaron a integrar nuevos músicos a esta locura del jazz, pero no pasaron de ser un puñado. Guillermo Porras decidió aventurarse a realizar un festival en 1989, sin más antecedente que el evento de 1968. Así, con la complicidad de José Palacios Román, a la sazón director de la Casa de la Cultura Oaxaqueña organizó en septiembre el festival OaxJazz. El teatro Macedonio Alcalá recibió durante varios días a distintos grupos como Atril 5, Real de Catorce, Betsy Pecanins, Alberto Moreno, Rodolfo “Popo” Sánchez, Astillero y el propio Memo Porras con su grupo. La sorpresa fue encontrar una amplia respuesta del público a una música poco conocida, salvo por las transmisiones de Radio Universidad. En ese Festival Guillermo Porras tocó piezas originales como “Huatulco” y “Sueños”; se tiene un registro grabado. Con respecto a los músicos locales, ¿se puede hablar de una nueva generación de jazzistas oaxaqueños? Pues casi casi diría que no. En primer lugar porque no ha existido la enseñanza del jazz. Guillermo Porras señala como uno de sus “pecados” el hecho de no dar clases. Por otro lado, los pocos músicos jóvenes de jazz no tienen espacios para desarrollarse; han tenido que emigrar y así yo me he topado con muchachos oaxaqueños que trabajan en orquestas en el Estado de México, en Xalapa, en Acapulco y en Pachuca, y que en sus ratos libres tocan jazz.
El maestro Memo Porras, estudió música en la escuela de Bellas Artes de la UABJO, así como arquitectura, por lo que hace una analogía, entre la música y la arquitectura como una posibilidad de crear una forma de expresión, tal y como nació la bossa, de una reunión entre artistas.

TRIBUTO, UN ACTO DE JUSTICIA: SEGURA
Edgar Segura ha considerado como un acto de justicia rendir homenaje a Memo Porras, uno de los más importantes músicos oaxaqueños que por mucho tiempo han dedicado su vida a impulsar proyectos sonoros ligados, especialmente, al jazz.
Para este concierto programado el 10 de diciembre a las 19:00 horas en el Teatro Alcalá, se espera la participación del saxofonista, Javier Hernández, Jacob Cruz en el contrabajo, Lucio Jiménez en la batería y Pablo Porras en la guitarra y obviamente del clarinetista, Edgar Segura, entre otros grandes exponentes del jazz en Oaxaca y por cuestiones de tiempo no cantará una de las mejores voces oaxaqueñas como lo es Lulú Hernández, quien ha acompañado al maestro Porras en los últimos años.
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