Una exposición del Museo Textil de Oaxaca en el Centro Cultural San Pablo reconoce la tenacidad y el trabajo de una familia por su tenacidad en mantener una tradición
Oaxaca, México.- Cuatro hijas, cinco nietos y una bisnieta de María Teodora Santiago Ramírez son el ejemplo de cómo se transmite en las familias una tradición que casi estaba perdida: el uso de la sarga en telar de cintura, con algodón y tintes naturales.
Doña María Teodora es originaria de Santa María Peñoles, una comunidad situada en las montañas al occidente del Valle de Oaxaca. Desde muy joven aprendió a hilar la lana y a trabajar en el telar de cintura la sarga, tejidos que forman líneas diagonales que pueden ser más o menos complejas, según la experiencia de la tejedora, que puede crear zigzags, rombos o líneas sesgadas.
Cuando se mudó a la ciudad de Oaxaca, doña María Teodora dejó de usar la lana, pero no las técnicas aprendidas. Empleó el algodón y no sólo eso, sino que enseñó a sus cuatro hijas a tejer, quienes a su vez transmitieron su conocimiento a los nietos y a una bisnieta de María Teodora Santiago.
Además, esta familia empezó a colaborar con Remigio Mestas, galerista y promotor del arte textil oaxaqueño. Este encuentro supuso que la familia de María Teodora comenzara a usar tintes naturales e hilos finos, creando tejidos de gran calidad, los cuales, como explica Alejandro de Ávila en el texto de la exposición, “aunque a primera vista difieren mucho de las prendas tradicionales de lana en sus texturas y sus colores, las estructuras básicas siguen siendo las mismas”.
Así, en El legado de una bisabuela: 4 generaciones de tejedores, del Museo Textil de Oaxaca (MTO), como cuenta el mismo Remigio Mestas, “se reconoce el trabajo de esta familia”, de doña María Teodora. Hace doce años, se le propuso seguir trabajando la técnica de ligamento de sarga. Ella fue la única de todas las poblaciones de Peñoles que aceptó el reto, y se arriesgó.
“Lo magnífico es que, al no haber interesados, doce años después hay cuatro hijas, cinco nietos y una bisnieta haciendo un tejido que, originalmente, se hacía en lana”, nos cuenta Remigio Mestas.
Este modelo familiar sirve de ejemplo para otras comunidades, pues, como explica Mestas, “el tejido, lejos de perderse, se está recuperando por integrantes de esta familia y esto podría repetirse en otras comunidades, mostrándoles esta exposición para que vean lo que se puede hacer”.
Además del emprendimiento y su tesón, Mestas nos habla de las colaboraciones que hubo alrededor de esta familia. “Aquí es importante mencionar el color, que es el añil, que ha estado a punto de extinción. Junto con el MTO, estamos apoyando a la familia del maestro Octaviano [Pérez, productor de añil], que ellos siguen manteniendo la tradición del añil. También es importante destacar que está participando Billy Ward, norteamericano que tiene más de cuarenta años en Oaxaca, interviniendo con la técnica zapoteca de teñido en añil”.
Como dijo Hector Meneses en la inauguración del pasado sábado, “la tenacidad es lo que caracteriza a esta familia y es lo que les estamos reconociendo [en esta exposición]”. El reconocimiento del trabajo y el orgullo por lo aprendido hace muchos años ahora se exponen en el Centro Cultural San Pablo para que todos los admiren
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