Dickens tuvo algunas aficiones ciertamente extravagantes, así como una particular manera amorosa de ser. Por ejemplo, en 1836 se casó con Catherine Hogarth, aunque mantuvo una relación peculiarmente íntima con las dos hermanas menores de su esposa. En 1837, cuando falleció Mary Hogarth de diecisiete años, Dickens se estremeció como si hubiese sido su mismísima esposa, por lo que le cortó un mechón de cabellos que guardó en una caja y le quitó un anillo que portó el escritor durante toda su vida. No se sabe exactamente lo sucedido entre ambos, pero el hecho de que quisiera conservar toda la ropa de la joven en perfecto estado, después de su muerte, significaba sobrepasar límites que enrarecían el ambiente entre su familia.
Fue un aficionado a la hipnosis con las técnicas del mesmerismo, por lo que empezó a hipnotizar a la gente en fiestas y reuniones, hasta que se volcó a hacerlo para ayudar a sus amigos que padecían achaques y pequeños malestares. Después de cierto tiempo trató problemas más graves que, milagrosamente, dieron resultados positivos. Sólo hubo algo que Dickens no pudo tratar, una de las pocas dolencias imposibles de mitigar por medio del mesmerismo: el asma, un mal que aquejó al escritor.
El 9 de junio de 1870, cinco años después de haber tenido un accidente de tren, el autor de “Oliver Twist” falleció de una apoplejía.
Con información de: “Vidas secretas de grandes escritores” de Robert Schnakenberg.
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