Por Mario Osorio Beristain
Regio de Calabria.- Recuperados del fondo del mar hace exactamente 43 años, los Bronces de Riace, dos esculturas del siglo V antes de Cristo, que representan a guerreros o héroes mitológicos, han retornado al Museo Nacional de la Magna Grecia de la capital calabresa, de donde fueron removidos por restauración.
Las estatuas, de las pocas muestras de la escultura griega en bronce llegadas prácticamente intactas hasta nuestros días, fueron halladas casualmente el 16 agosto de 1972 en el mar Jónico, a 300 metros de de las costas de Riace, en la punta sur de la península italiana.
Ese día Stefano Mariottini, un romano que buceaba en el mar de Riace, se encontró frente a lo que parecía un brazo humano que salía de la arena del fondo marino. Al acercarse comprobó que se trataba no de una, sino de dos estatuas e inmediatamente alertó a las autoridades.
El hallazgo causó sensación, pues las esculturas griegas en bronce que han sobrevivido se pueden contar con los dedos de una mano. Aparte de los dos guerreros de Riace solamente existen la Auriga de Delfos y el Cronide de Capo Artemisio, custodiados en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Según la superintendencia arqueológica de Calabria, la hipótesis más acreditada establece que hace unos dos mil años las estatuas eran transportadas por una nave que durante una tormenta perdió su cargamento y encalló en la costa.
Entre 1979 y 1982 el arqueólogo alemán Welter Fuchs hizo una hipótesis de que los bronces pertenecieron al santuario dedicado por los atenienses a Delfos y que serían obra de Fidias, el escultor más famoso de la antigua Grecia.
Sobre la identidad de los personajes representados se han barajado casi todos los héroes griegos y mientras el experto Carlo Odo Pavese sugirió que serían dos hoplitas (soldados griegos de infantería), Hans Peter Isler y Paolo Enrico Arias opinaron que se trataría de dos guerreros atenienses.
“Nunca se sabrá con total certeza la identidad de los personajes representados y la de los escultores; las respuestas propuestas se basan en interpretaciones”, explicó la experta Simonetta Bonomi, quien hasta hace pocos meses fue la superintendente arqueológica de Calabria.
De acuerdo con la información del Museo Nacional de la Magna Grecia de Reggio-Calabria, las dos estatuas, denominadas “A” y “B”, tienen una altura de 1.98 y 1.97 metros, respectivamente, y al momento de su hallazgo pesaban unos 400 kilogramos cada una, pero tras el vaciado de su interior el peso disminuyó a 160 kilos.
El espesor promedio del bronce es de unos 8.5 milímetros para “A” y de 7.5 milímetros para “B”.
Las estatuas originalmente estaban pegadas a su base gracias a una colada de plomo fluido, que una vez solidificada adquirió la forma de tendones que los restauradores quitaron para poder penetrar al interior.
Los bronces representan a dos hombres desnudos armados de escudo, lanza y casco. Aparentemente “B” tuvo una remodelación antigua en la época romana.
Tras su hallazgo las esculturas fueron sometidas a una restauración entre 1975 y 1980 en la ciudad de Florencia, donde además de limpiar y conservar las superficies externas, se comenzó a vaciar su interior de la tierra de fusión original, que en el curso de los siglos se había contaminado con cloruros que habían iniciado peligrosos fenómenos de corrosión.
La remoción de la tierra de fusión fue concluida en Reggio-Calabria entre 1992 y 1995, en una operación que se transformó en una microexcavación arqueológica en la que fue usado un sofisticado dispositivo inspirado en los instrumentos médicos y en la microcirugía y que estaba dotado de microtelecámara.
En 2009 el Museo Nacional de Reggio inició una remodelación de sus instalaciones y los bronces fueron trasladados al vecino Palazzo Campanella para ser sometidos a extensos análisis de diagnóstico y de conservación en un clima más controlado.
Tras varios años en ese recinto, ahora las estatuas han retornado al Museo de Reggio y son expuestas en una sala dotada de un sistema de control de la temperatura, que en invierno es mantenida a 20 grados y en verano a 27, con una tasa de humedad de entre el 35 y el 40 por ciento para evitar nuevos fenómenos corrosivos.
Los bronces han sido colocados en bases antisísmicas (pues Reggio Calabria es una zona altamente sísmica) de 40 centímetros de altura. Antes de poderlas admirar los visitantes deben pasar por una sala de descontaminación y no pueden permanecer más de 25 minutos frente a las esculturas.
Las dos estatuas son el “platillo fuerte” del Museo Nacional de la capital calabresa, que cuenta con una de las más importantes colecciones de piezas arqueológicas de la Magna Grecia, como se conoce el área geográfica del sur de Italia que a partir del siglo VIII antes de Cristo fue colonizada por la antigua Grecia.
El museo, sin embargo, aún no ha abierto todas sus salas pese a que originalmente estaba programado que su restauración concluyera en 2013.