Julio Cortazár a 100 años de su nacimiento

Nacido hace un siglo en Bruselas el 26 de agosto de 1914, Julio Florencio Cortázar Scott fue un escritor que soñó con un mundo justo, lleno de lectores y seres humanos libres. Hasta sus cuatro años de edad vivió en Europa, ya que por abandono de su padre, regresó al barrio de Banfield junto con su madre, su hermana Ofelia (un año menor que él), su abuela y una tía. En Argentina transcurrió su infancia y nació su afición por leer y escribir. A los 14 años ingresó a la “Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta” y se graduó como profesor en letras. Trabajó como docente en “Bolívar y Chivilcoy”, y se desempeñó en la Universidad de Cuyo a la que renunció en 1945 por oponerse al peronismo. En 1938 comenzó a publicar sus poemas con el seudónimo de Julio Denis. Tres años después publica un ensayo sobre Rimbaud. En 1944 publica Bruja, su primer cuento. Luego aparecerían en esa misma etapa otros notables cuentos -también con seudónimo- como Casa tomada (1946), Bestiario (1947) y Circe (1948); todas en la revista Los Anales de Buenos Aires, que dirigía Jorge Luís Borges. En el mismo año de la publicaciónj de Circe, Cortázar obtuvo el título de traductor público de inglés y francés. En 1949 con su propio nombre apareció el poema dramático Los reyes. Llegó a París con la decisión de quedarse para siempre. Allí trabajó en la UNESCO como traductor independiente. En 1953, se casó con la traductora argentina Aurora Bernárdez y a partir de este punto su vida pública estuvo relacionada con los libros de ficciones y al trabajo como traductor. El “Bolívar” de la novela latinoamericana Cortázar buscó intensamente una renovación del lenguaje y le quitó un manto de solemnidad a la literatura. El escritor mexicano Carlos Fuentes, su amigo y compañero del “boom”, lo definió como el “Bolívar de la novela latinoamericana”. “Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, airoso, capaz de todas las aventuras”. Y esa actitud la expresó en sus espacios narrativos de mayor envergadura. A la par que traducía los cuentos del norteamericano Edgar Allan Poe, publicó Final del juego (1956) y Las armas secretas (1959) en México. Este último fue clave en su trabajo literario, pues en sus páginas publicó el que se dice era si cuento preferido: El perseguidor, cuyo personaje central es Charlie Parker, el famoso jazzista fallecido en 1955. En la década de los 60 publicó su primera ficción novelesca Los premios, y dos años más tarde la colección de textos Historias de cronopios y de famas. Posteriormente fue el turno de Rayuela (1963), la novela que lo llevó a la cumbre de su narrativa. En 1966 se atrevió a reunir sus últimos cuentos y publicó Todos los fuegos el fuego. En los años 70 reeditó sus ‘clásicos’, recibió premios y homenajes y publicó algunos libros nuevos, que lo terminaron consagrando como un escritor universal. En 1980 publicó los relatos de Queremos tanto a Glenda y dos años después editó otro volumen de cuentos, Deshoras. Trabajó en Los autonautas de la cosmopista con su segunda esposa, la canadiense Carol Dunlop. Pero ella falleció a los 36 años en 1982 y Cortázar quedó sumergido en el desconsuelo. Debió terminar solo el libro, cuyos derechos de autor destinó al pueblo nicaragüense. El escritor concretó todavía una anhelada visita a Buenos Aires en diciembre de 1983 y se sorprendió por las amplias muestras de cariño en un país que recuperaba la democracia. Regresó a París, donde recibió los cuidados de Bernárdez, hasta que su vida se apagó a los 69 años a causa de una leucemia. Fue enterrado junto a Dunlop en el cementerio de Montparnasse. Sin embargo, la maquinaria del juego no se detiene, mientras Cortázar, tal como postula en Rayuela, siga logrando hacer del lector un cómplice, un camarada de camino. Homenaje mundial Desde el lugar en donde vivió su infancia hasta en las tierras asiáticas se realizarán diversos homenajes con talleres, actividades, artistas plásticos, lecturas, recitales de música, obras de teatro, diferentes performances e intervenciones de escritores y lectores, tomando en cuenta que el “Año Cortázar 2014” como fue llamado en Argentina, también ampara los 50 años de Rayuela y tres décadas de su fallecimiento. En la India las actividades comenzaron con un ciclo de cine basado en varios de sus relatos más conocidos, y culminarán a fines de mes con la lectura dramatizada de de sus cuentos. El cronograma incluye una mesa redonda en la que tres insignes profesoras disertarán sobre su cosecha literaria y un guión radiofónico en la que el autor de Rayuela reflexiona sobre la globalización. Por su parte, en España y Francia se realizarán ciclos de charlas, conferencias y exposiciones sobre su vida y obra. En Río de Janeiro habrá actividades culturales dentro del “Ciclo Cortázar. 100 años, un sólo autor y muchas artes”. En Maracaibo, programaron una ruta cortazariana que lleva por nombre “Una Rayuela en la ciudad”. En su querido Banfield, el barrio donde vivió su niñez y adolescencia, habrá una semana llena de música, pintura, escritura, cine y lectura. También habrá un “Concurso de Rayuela” para que los padres enseñen a sus hijos a jugarla. En el Museo de Bellas Artes habrá propuestas visuales como “Los otros cielos” y su colección personal integrada por fotografías, correspondencia, documentos, objetos y películas filmadas en súper 8; jornadas y charlas acerca de su legado, espectáculos de jazz y narraciones. Las exposiciones continuarán por toda Argentina. El Museo del libro y de la lengua exhibirá hasta fines de octubre “Rayuela. Una muestra para armar”. En la Biblioteca Nacional se realizarán las “Lecturas y relecturas de Julio Cortázar”, donde participan más de 40 intelectuales nacionales e internacionales. El año de homenajes incluye ediciones de Alfaguara como Cortázar de la A a la Z, compilado por Aurora Bernández y Carlos Alvarez Garriga; Historias de Cronopios y de famas con dibujos de Elenio Pico y Cortázar en Mendoza de Jaime Correas. También las ediciones de Seix Barral con Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar de Diego Tomas y Leer Cortázar, una biografía de Mario Goloboff, de Ediciones Continente. Colaboración de @DanielaFeblesM