Yanireth Israde
Oaxaca, México.- Recomponer el tejido social desde la cultura, como pretende el Gobierno Federal, será solamente retórica, un planteamiento falaz, si esto no se asume como razón de Estado, advierte el antropólogo Bolfy Cottom.
"Así como en otro momento se declaró el Año Nacional del Turismo en México, éste tuvo que haber sido el sexenio de la cultura, con una transversalidad en todos los sectores de la sociedad. De otra manera, es retórica, demagogia, vivir en el mundo ilusorio de que con actividades artísticas, conciertos, festivales y ese tipo de cosas se reconstituirá el tejido".
El investigador del INAH publica
Legislación cultural. Temas y tendencias, editorial Miguel Ángel Porrúa en la cual presenta los derechos culturales como derechos humanos cuya defensa exige la solución de problemas estructurales, entre ellos la pobreza, el desempleo o la falta de libertades; de expresión, por ejemplo.
"¿De qué sirve que la gente aprenda a ejecutar un instrumento o aprenda a pintar o sea consciente de lo que significa su patrimonio, si no tiene para comer?".
El autor señala una asociación entre el acceso a la cultura y el consumo de elementos relacionados con las bellas artes, idea que refuta, pues la cultura es parte de la condición humana.
"Nacemos con ella, nos convertimos en reproductores de esa dinámica cultural y vamos adquiriendo derechos culturales, como el derecho a la preservación de la identidad o la preservación del patrimonio".
En tanto derecho humano, el cultural puede ser vulnerado por la imposición, previene, la intolerancia, la violencia, el racismo o la exclusión. Para su defensa cabal aconseja un catálogo que reconozca y enuncie los derechos, así como la creación de áreas especializadas en el tema.
Si bien la Ciudad de México ha sido vanguardista porque sustenta políticas en los derechos culturales -como la formación artística para jóvenes-, carece de indicadores que midan aspectos cualitativos y no sólo que cuantifiquen. Se requiere además un catálogo mínimo, un programa permanente de difusión y una línea de derechos culturales en el Programa de Derechos Humanos, apunta.
"Cuando eso exista, podremos hablar de que la cultura se convierte en una razón de Estado, porque se necesitan recursos, infraestructura, personal, cantidad de cosas que no hay, como el derecho a la convivencia en espacios públicos, uno de los más vapuleados".
El libro
Legislación cultural. Temas y tendencias será presentado próximamente en el Museo de la Ciudad de México