“No es difícil imaginar la angustia y el tormento que sufren las familias cuando un ser querido desaparece sin rastro o explicación, cuando intentan encontrarlos o saber qué pasó con ellos y se frustran con la aparente indiferencia de las autoridades ante una situación que ha llegado a niveles epidémicos en México,” dijo Sting.
“Me reuní con algunas de las familias, pero son sólo la punta del iceberg. Hago un llamado al gobierno de México a que le den seguimiento a estos casos de manera más vigorosa, que encuentren y lleven a la justicia a las personas responsables y que prevengan, mediante legislación, este tormento de desapariciones y abusos a los derechos humanos.”
“Las desapariciones no son una tragedia del pasado en América Latina, con casi 27,000 desaparecidos en México en los últimos años. Cualquier persona aquí es un potencial blanco y las autoridades están haciendo poco o nada para encontrarlas y castigar a los responsables,” dijo Erika-Guevara Rosas, Directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“Estamos sumamente agradecidos a Sting por unirse a nuestros esfuerzos para encontrar justicia para miles de familias, tal como lo hizo en Argentina y Chile en el pasado. Juntos, sabemos que podremos hacer una gran diferencia.”
Antes de su concierto en el estado de Morelos, Sting se reunió con:
Brenda Rangel, hermana de Héctor Rangel, desaparecido desde 2009. La última vez que Héctor fue visto fue en un puesto de control de policía de tránsito en Querétaro, en el centro de México. Desde la desaparición de su hermano, Brenda ha sufrido actos de intimidación por intentar encontrarlo.
Lucía Baca, madre de Alejandro Moreno, quien ha estado desaparecido desde 2011. La última vez que fue visto estaba conduciendo su auto en una carretera en el norte de México.Guadalupe Fernández (“Lupita”), madre de José Antonio Robledo, quien fue secuestrado en el 2009 en el norte del país donde trabajaba en una planta de procesamiento de metales.
Ana Enamorado, madre de Óscar López, quien está desaparecido desde 2010. Óscar desapareció mientras viajaba desde su país natal, Honduras, hacia los Estados Unidos – escapando de la pobreza y la violencia. Fue visto por última vez en el estado mexicano de Jalisco. Ana se ha mudado a la ciudad de México con una visa humanitaria para continuar su desesperada búsqueda para encontrar a su hijo.
Firma la petición y ayúdanos a evitar que estos atroces crímenes se olviden y queden impunes.
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