Oaxaca, México.-Por “un peso”, el artista plástico y promotor cultural Francisco Toledo (Juchitán, 1940) traspasará mañana al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dos de las instituciones que han abarcado su vida en los últimos 30 años: el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo.
Continuidad y preservación de la labor social realizada, tanto en la capital oaxaqueña como en otras regiones del estado; gratuidad en el acceso a sus servicios; la optima conservación de los acervos; apertura a “todas las ideologías” y vigilancia de la propia familia del artista serán parte de las garantías que el INBA deberá cumplir a cambio.
El mismo Toledo se ha encargado de alistar la documentación e inventario de las instituciones que entregará. La incorporación incluye una enorme biblioteca distribuida en dos sedes: la más antigua de la calle Macedonio Alcalá 507 que está integrada por más de 30 mil libros de arte, pintura, gráfica, diseño, diseño textil, museos del mundo y arquitectura y la avenida Juárez 302, también el centro histórico de Oaxaca, que contiene 22 mil libros de literatura, poesía, ensayo, historia de la religión, filosofía, teatro, cine y fotografía.
La joya de la corona, sin embargo, es la obra artística que Toledo ha reunido a lo largo de su vida. Más de 20 mil piezas de grabado realizadas por artistas como Pablo Picasso, Joan Miro, Antonio Saura, Francisco de Goya y Eduardo Chillida, la colección más grande en México de James Ensor y trabajos de José Guadalupe Posada, Manuel Manilla y del Taller de la Gráfica Popular, así como unas tres mil fotografías de Manuel Álvarez Bravo (impresas por él mismo), Lola Álvarez Bravo, Edward Weston, Graciela Iturbide, Josef Koudelka, Nacho López o Agustín Jiménez.
“Les dejaremos el paquete completo”, dice el artista sobre la donación. Si bien Toledo, externó desde hace algunos años sus intenciones de traspasar al INBA su acervo, la maniobra se agilizó en los últimos meses. “No puedo cargar con todo, es imposible, no tengo los recursos para mantenerlo, mis familiares tampoco”, afirmó. Hace unos días, el juchiteco debió saldar de su propio bolsillo, la deuda que el espacio cultural tenía con el gobierno de Oaxaca, luego de que la Secretaría de Finanzas (Sefin) del estado intervino la cuenta bancaria de la Asociación Civil Amigos del IAGO.
Alonso Aguilar Orihuela, director del IAGO, prefiere hablar de que Francisco Toledo está terminando una etapa: “el maestro Toledo está en un momento de su vida en el que está donando no sólo las instituciones que creó, sino que está cerrando ciclos en su vida, esto no atiende algo específicamente económico, atiende a la voluntad de poder continuar un proyecto cultural más allá de un ser humano”, dice en entrevista.
Con motivo de la incorporación del IAGO a la administración del INBA, no se ha preparado “nada especial; se realizará un evento pero no hay nada específico”, afirma Aguilar Orihuela. La dependencia federal ha convocado este martes a un acto protocolario en el que se espera la presencia de funcionarios culturales y del artista Francisco Toledo, así como de sus familiares. La idea es que el espacio cultural siga trabajando sin interrupciones como lo ha venido haciendo desde noviembre de 1988, cuando fue inaugurado.
“Hasta el momento ha habido una administración muy abierta en el sentido de los protocolos que se han manejado, ésta es una institución ciudadana, una institución regida por una Asociación Civil”, dice el director. Él, junto con Sara López Ellitsgaard –hija de Toledo–, son los apoderados legales y quienes se encargan de programar y administrar la institución que ha logrado mantener una afluencia de entre 30mil y 35 mil personas anualmente.
Exposiciones, conciertos, presentaciones de libros, conferencias, talleres infantiles –tanto intramuros como extramuros– y una inagotable labor de intercambio artístico con la producción local e internacional, convergen en el espacio. “Es muy importante que el IAGO se siga concibiendo como un centro que ha apoyado directamente el maestro Toledo, tanto en términos financieros como creativos, todos los directores hasta este momento han tenido un apoyo, una guía, una visión de Toledo que ha permitido el vínculo con instituciones y con artistas tanto del país como del extranjero”, explica Aguilar.
Al INBA tocará ahora hacerse cargo de sostener a los casi 42 empleados con que cuenta el IAGO, incluidos los que trabajan en la colección de grabado José F. Gómez, y garantizar que el funcionamiento del espacio continúe siendo fundamentalmente social. “Una parte importante del IAGO es que somos un instituto abierto a todas las ideologías y que queremos que se mantenga así después de este proceso de donación al INBA”, señala.
“El IAGO ha sido una institución que se debe a la propia sociedad civil, son los propios artistas quienes llegan y se acercan para presentar sus productos culturales de manera libre, el objetivo es que siga fomentándose y que siga abierto a la sociedad oaxaqueña y a la sociedad en general con la idea de que se puedan hacer garantes los derechos de acceso a la cultura y a la educación”, agrega quien es director del espacio desde hace diez meses y quien ha trabajado junto a Toledo desde hace una década.
De acuerdo con Aguilar, el total de las piezas del acervo José F. Gómez ya han sido catalogadas por personal de la Coordinación Nacional de Artes Visuales del INBA (que encabeza Magdalena Zavala), de quien dependerá directamente el espacio. Seguir creciendo es también su responsabilidad; “en los últimos años crecía exponencialmente principalmente a través de donaciones, hay muchos artistas que han donado obra al IAGO y también el maestro Toledo ha comprado muchas obras, él tiene un ritmo de compra de grabados bastante bueno”, enfatiza.
Durante varios años, el IAGO ha tenido estrecha relación con el INBA, para 2014 recibió de la institución tres millones de pesos “que hicieron posible la realización de diferentes actividades culturales, desde las exposiciones hasta actividades realizadas en comunidades de escasos recursos, porque el IAGO tiene una vocación no sólo cultural sino social y eso es algo de lo que se espera que se preserve”, señala el director.
La relación, sin embargo, no siempre ha sido miel sobre hojuelas. En 1995, Francisco Toledo, quien preside la Asociación Civil José F. Gómez, impulsora del IAGO, dio por terminados los convenios que tenía firmados con el gobierno de Oaxaca y el INBA alegando que estaba “harto de tantas injusticias, de la falta de seriedad en el trabajo, de la incongruencia de las políticas culturales y de la ineptitud de los responsables de la cultura”, en su estado natal.
El origen del reclamo fue ocasionado por el despido “sin indemnización” de más de 70 trabajadores, tanto del IAGO como del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO); la entonces titular de Cultura en el estado, Margarita Dalton, comenzó a tomar decisiones que afectaron a los trabajadores. El mismo Toledo aceptó que el INBA, en su mayoría, había cumplido con lo que se comprometió y que el problema era mayormente de las autoridades de su estado.
Aun con la llegada del INBA al IAGO, Toledo afirma que seguirá al tanto de su funcionamiento y contribuyendo a su desarrollo.
Abre Casa Refugio
Otro espacio cultural está por abrir sus puertas en Oaxaca. El próximo miércoles, representantes de la Red Internacional de Ciudades Refugio (ICORN por sus siglas en inglés) presentarán el Programa Casa Refugio para escritores perseguidos, que a partir de este año iniciará actividades en el estado.
Impulsado por el Fondo Ventura a través de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca (FAHHO), el Conaculta, la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca (Seculta) y el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), el programa unirá a Oaxaca con la red de 44 ciudades en el mundo que brindan cobijo a escritores cuya vida se encuentra en peligro en sus ciudades de origen.
Oaxaca será la segunda ciudad que se sume a esta red mundial que tuvo su origen en 1993 en Estrasburgo, Francia, y a la cual se sumó el Distrito Federal en 1998, donde recibió el nombre de Casa Refugio Citlaltépetl, donde ya se ha recibido a 11 escritores extranjeros a lo largo de 15 años.
Además de la protección física, el espacio ofrece herramientas para integrarse al entorno cultural del país que en muchos casos se traduce en una nutrida producción literaria; el mismo objetivo será desarrollado en la Casa Refugio de Oaxaca que tendrá su sede en el Centro de las Artes de San Agustín, en el Valle de Etla. Los planos del proyecto que se edificará a un costado de ese complejo cultural, serán presentados en el IAGO.