La algarabía explotó y un público conocedor se puso de pie para recibir a Eddie y sus muchachos. Mujeres de talle breve, mulatas que cantan, damas con medallas de guerra, muchachas que descubren el sentido de la vida, más sus infaltables compañeros, bailaron al son de La Ochá, un marasmo que es electricidad pura, armonías y melodías sobrepuestas. El estribillo de hace tiempo que vengo tocando el tambor
se repitió en ecos de sabor. ¡Pónle jícamo! ¡Así se hace!
Y una dama exhibe que está doctorada con honores en las mejores escuelas de baile popular de Cancún: los antros.
¡Luego vemos! ¡Tú no preguntes por vulgaridades!El gluglú está en su apogeo. Cancún, el clima, la noche, las estrellas, Eddie... Sólo los diamantes son eternos. Una cantante negra se hace llamar Diamante. Es cubana y no desperdicia el tiempo. Es el momento cimero del jazz latino. Lindo yambu es la traducción perfecta del jazz latino a su ene potencia, en su sencilla y compleja factura. Oye lo que te conviene, una rola-consejo para evadir necedades. Para los diabéticos del mundo algo de kriptonita: Azúcar. Eddie se despide a tambor batiente con La comparsa, un clásico que, como tal, pervivirá.
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