Rwanda.-Marie Claire es una joven ruandesa que vive en en distrito de Musanze, al norte de Rwanda. Al vivir en condiciones de pobreza, ni siquiera podía pagar su propia comida ni su ropa. Conseguir un pequeño préstamo de una institución financiera formal para lograr mejores medios de vida no era fácil, ya que las condiciones de préstamo imponen una barrera a los pobres.
“Antes de unirme al grupo de ahorro, casi no podía conseguir alimentos, no estaba segura de mí misma y era demasiado tímida para hablar con la gente”, dice Marie Claire.
En Rwanda, solo alrededor del 42% de los adultos tiene acceso a las instituciones financieras formales. Los principales obstáculos son la falta de garantías, y el desconocimiento de cómo los productos financieros pueden mejorar sus vidas. Gracias a los grupos de ahorro se pueden reducir estas barreras y facilitar el acceso a las comunidades.
Marie Claire es una de los 30 integrantes de su grupo de ahorro comunitario. “Mi primer préstamo lo invertí en el cultivo de frijoles”, cuenta. “Tres meses después, recolecté y vendí mi cosecha. Después de pagar el préstamo compré planchas de metal para mi techo. El segundo trimestre, pedí otro préstamo e invertí el dinero en el cultivo de maíz... El trimestre siguiente obtuve acciones y tuve la oportunidad de construir mi propia casa.”
El Programa que impulsan el PNUD y el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización (UNCDF) “Construyendo un sector financiero inclusivo en Rwanda” (BIFSIR, por sus siglas en inglés) apoya al Gobierno de Rwanda en sus esfuerzos por impulsar la inclusión financiera, en especial entre los jóvenes y mujeres de zonas rurales. Con apoyo del BIFSIR, la ONG local PAJER ha organizado varios grupos de ahorro comunitarios en todo el país.
Con su contribución, los miembros compran acciones del grupo. El valor máximo del préstamo que un miembro puede tomar es de tres a cuatro veces sus propios ahorros. Al final del año, reciben dividendos mientras que el grupo comienza un nuevo ciclo, o bien cambia de miembros. Estos también contribuyen a un fondo social que ofrece créditos a los integrantes que han sufrido una conmoción social o económica.
El grupo de Marie Claire tiene 30 miembros (20 mujeres), con un ahorro total colectivo de 470.000 francos ruandeses (unos US$ 650). El monto promedio de los préstamos es de 8.000 francos ruandeses (US$ 11). La suma es pequeña, pero hace una gran diferencia en sus vidas.
Uno de los objetivos de BIFSIR es asegurar que los beneficiarios vean a su grupo de ahorro como algo similar a una institución financiera formal. Cuando se recibe un préstamo, el beneficiario debe invertir para generar ingresos no sólo para obtener ganancias, sino también para pagar el préstamo en un plazo máximo de tres meses. Con este dinero le da al grupo de ahorro la capacidad de generar más fondos que permitan el acceso a los préstamos a otros miembros.
Los resultados son altamente alentadores. PAJER señala que más del 90% de los miembros han cumplido. Las personas ha sido capaz de crear capacidad de pago de sus préstamos. Las instituciones financieras formales están en contacto con los miembros y los consideran aliados potenciales.
Los grupos de ahorro sirven también para empoderar a las comunidades y contribuir a sacarlas de la pobreza iniciando su propio negocio y mejorando sus medios de vida. Con el apoyo de BIFSIR, las más de 10.000 personas que atendieron los grupos de ahorro en 2013-2014 fueron capaces de entrar en el sector financiero. Asimismo, se produce un empoderamiento económico y psicológico de las mujeres. Entre los 10.000 nuevos miembros, el 78% son mujeres y en la mayoría de los grupos de ahorro, ellas superan en cantidad a los hombres.
“Ahora puedo comer lo que quiero, me puedo comprar ropa y tengo confianza en mí misma. Los miembros me nombraron secretaria del grupo. Aunque no todo es aún perfecto, no hay ningún problema. ¡Estoy tan feliz de tener mi propia casa!”, afirma Marie Claire.
El programa BIFSIR está financiado conjuntamente por el PNUD, el UNCDF y la República de Corea en apoyo a las actividades financieras inclusivas destinadas a ampliar las oportunidades en este sector, así como fomentar la capacidad empresarial de la población vulnerable de Rwanda.