Oaxaca, México.- En las últimas décadas el comercio informal ha sido una de las principales características de México, ya que año con año su crecimiento desbordante se ha observado en los millones de mexicanos que se unen a la economía informal. Así se produce la proliferación de puestos de trabajo precarios, derivado de la falta de empleos formales que ayuden a la manutención digna de las familias mexicanas. El más reciente dato oficial demuestra que el número de mexicanos que labora en la informalidad aumentó en los últimos meses de manera inesperada; al cierre del segundo trimestre, los trabajadores que laboraron en negocios que no se constituyen ante el fisco como empresas formales, sumaron 13.72 millones. Lo que significa un aumento de 2 % anual y constituyó 27.3 % de la población ocupada, mientras que al compararse con el trimestre inmediato anterior, tuvo un alza de 1.5 %. Sin embargo José Fernando Girón asegura que son cifras que no le interesan, no las entiende y no considera que le puedan afectar directamente, porque hoy gracias a la venta de agujetas, plantillas, crema y grasa para zapatos, ganó 300 pesos, con los cuales podrá poner sobre su mesa la comida para su esposa y sus dos hijos, los cuales en marzo pasado abandonaron la escuela porque no podía ser costeada, ya que antepusieron gastos como renta y comida a tener que enviarlos a trabajar en las avenidas pintados como payasos para pedir dinero que sirviera a sus estudios, explica el joven. Fernando tenía un trabajo como portero en un condominio, pero decidió renunciar ante la negativa de un aumento de sueldo, ya que los 4 mil pesos mensuales no le alcanzaba, las exigencias cada vez eran mayores y padeció discriminación y humillaciones en forma constante, no pudo conseguir otro trabajo y se dedicó al negocio informal, a fin de “solventar mis necesidades de la pobreza”, asegura. El ecónomo Gonzalo Santos, miembro de Economistas sin fronteras, explica a Revolución TRESPUNTOCERO, que mientras gobierno y ministro de economía piensan y lamentan las pérdidas que deja a las arcas del Estado que estas familias no paguen impuestos, olvidan por completo que es solamente una consecuencia del desempleo que han generado, ante el abandono de políticas públicas que generen nuevas fuentes de empleo, no para que se puedan recaudar impuestos, sino porque la preocupación debería estar basada en la idea que hoy miles de mexicanos han pasado un día más sin comer, niños, adultos y ancianos viven en el desamparo de un gobierno al que solamente le interesa sangrar para cubrir sus despilfarros. Según el informe Panorama temático laboral: transición a la formalidad en América Latina y el Caribe, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), México tiene un 5 % de la población económicamente activa (PEA) la cual mantiene un empleo informal dentro de su propio hogar; 14 % trabaja en la informalidad en empresas establecidas, es decir, que su sueldo lo obtienen por medio de las propinas que reciben o por comisión de lo que vendan, sin tener derecho a seguridad social u orto beneficio. México mantiene, según la información de la OIT, 58 % de la PEA en la economía informal en diversas modalidades. Incluso hay quienes se ubican en el llamado “subempleo del subempleo”, esto es, quienes laboran contratados por un patrón también informal. “En muchas ocasiones se critica a quien forma parte de la economía informal, cuando no se dimensiona que pertenecer al empleo informal es un grave dolor que aqueja al pobre, provocado por una estructura gubernamental humanamente miserable, pero son ellos mismos quienes estigmatizan a quien busca el sustento de su hogar de esa forma, al no pagar impuestos se le culpa de los peores males padecidos por la economía, y se asegura que teniendo la oportunidad de velar por el bien común, ‘opta por la salida fácil’, como si renunciar a un sueldo seguro, con prestaciones y servicios médicos fuera fácil y dedicarse al empleo ‘ruleta rusa’, (tal vez gano hoy, pero quien sabe mañana), fuera una opción atractiva y beneficiosa… El gobierno le ha puesto dos únicas salidas al mexicano que no pudo tener acceso a educación, a una vida digna, a una buena alimentación, que no sabe del tráfico de influencias y tampoco de millonarias cantidades de dinero generadas exclusivamente para pensiones de presidentes, que anteriormente tuvieron que ver con la pobreza por la cual hoy atraviesa y está sumido, esas dos opciones son: o te mueres de hambre o te dedicas a lo informal, en ambos casos eres un delincuente, que no paga impuestos, no contribuye a generar mejoras al país, por eso cuando llegues muriendo por desnutrición no pienso abrirte las puertas de mis consultorios”, asegura el ecónomo. Las cifras suben, se mantienen, jamás bajan, pero esos números están sustentados en historias de vida desgarradoras, para gobiernos humanistas que buscan el bien de sus conciudadanos, que tienen vocación de servicio, pero en México, a decir por el ecónomo, esas cifras son altamente preocupantes cuando se trata del estancamiento de la economía que también involucra intereses personales y por lo tanto a sus bolsillos. “Si bien es cierto la economía informal es ilegal, la forma de afrontar ésta y los motivos por los cuales en algunas ocasiones se hace, también lo son, porque hablamos de un gobierno que no ha proyectado decisiones que ayuden a quienes buscan en este tipo de empleos bienestar para los suyos… Enrique Peña Nieto presentó hace un año el programa Crezcamos Juntos, con el que aseguró combatiría una economía informal que se incrementó, junto a los miles de pobres que dejó la ‘Cruzada contra el hambre’, una de sus ya comunes encomiendas fue pedirle a los ciudadanos que empezaran a pagar impuestos a cambio de beneficios económicos y sociales, gigantesca burla de un gobierno que prefiere matar a los pobres que otorgar oportunidades reales de trabajo digno y seguridad laboral”, sentencia Santos. Revolución TRESPUNTOCERO