Oaxaca, México.- La grandeza musical de Manuel Esperón llenó de nacionalismo y romanticismo el Teatro Macedonio Alcalá, espacio que recibió entre aplausos a la reconocida flautista internacional Elena Durán, quien acompañada del pianista Edgar Ibarra presentó el espectáculo Amorcito Corazón.
Imágenes de las cintas de Manuel Esperón (1911-2011), uno de los compositores emblemáticos de la Época de Oro del Cine Mexicano, se proyectaron en el escenario del teatro, mientras que Durán e Ibarra daban la bienvenida al gran número de personas que acudió al evento para escuchar las primeras notas de Yo soy mexicano, el preámbulo de un programa musical lleno de matices y anécdotas.
Después de la primera pieza, Elena Durán, La Flauta que Canta, agradeció a todos la asistencia, en especial a MxTeatro Oaxaca, compañía que con la asociación de Amigos del Teatro Macedonio Alcalá y el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, hizo posible que la noche del viernes se llenara de música.
Mía, una pieza de Esperón con arreglos de Luis Zepeda, permitió a la flautista recordar que dos años antes de su muerte el compositor la mandó llamar para platicar sobre música, en especial de sus composiciones, las cuales recobran una voz peculiar a través de la flauta de Durán que se escuchó en Oaxaca.
Para recordar la herencia musical de Esperón, el programa de Durán e Ibarra incluyó Dios nunca muere, el tema que los oaxaqueños han adoptado como uno de sus himnos y que fue compuesto por Macedonio Alcalá, bisabuelo del compositor que nació el 3 de agosto de 1911 en la Ciudad de México, y que tuvo una fructífera carrera musical que marcó el séptimo arte nacional. Los artistas interpretaron la versión de flauta original de Alcalá.
Para recalcar su presencia en el cine, en el escenario, detrás de la flautista y el pianista, aparecieron las imágenes de la cinta Nosotros los pobres, película que reunió el talento de Pedro Infante y Blanca Estela Pavón, y que marcó el sentimiento de los mexicanos a través de las notas de Amorcito Corazón, que hizo vibrar el majestuoso teatro.
No volveré, A la orilla del mar y Adiós, esta última compuesta por Alfredo Carrasco, dieron vida al concierto que permitió a los oaxaqueños disfrutar del talento de Durán y la maestría en la ejecución de Ibarra, el joven pianista que ha acompañado a la flautista por este recorrido que revive la música mexicana.
Mientras clips de películas se proyectaban, los músicos interpretaron Vengo a verte otra vez, Así es mi tierra de Tata Nacho y Flor de Azalea, que también hizo recordar a los presentes la voz de Jorge Negrete, otro de los actores que interpretaron canciones de Esperón. La velada continuó con Mi cariñito, para después saborear el nacionalismo mexicano al ritmo de Tequila con limón y Cocula.
Sin embargo, uno de los temas más interesantes de la noche fue Blues maldad, una pieza que delata el gusto que Manuel Esperón tenía por el blues y por el jazz. En esta parte del concierto, Durán e Ibarra mezclaron el sentimiento desgarrador del blues tradicional, y un solo de la flautista dejó al público con ganas de escuchar más.
El final del concierto se acercaba y en el teatro el público esperaba las interpretaciones de Traigo un amor y posteriormente ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, la última pieza de este programa dedicado a Esperón. Sin embargo, a petición de los asistentes, el dueto volvió al escenario para cerrar la noche con Bésame mucho, el tema de Consuelo Velázquez que llenó de aplausos el recinto.
La tarde del domingo, Elena Durán y Edgar Ibarra repitieron este concierto en la Dirección de Ejecución y Medidas para Adolescentes del Estado de Oaxaca, antes Tutelar de Menores.