Guadalajara Jal.- México es parte de una puesta en escena, que es América Latina y en Conferencia: "México: el abismo de la desigualdad" dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro en su edición 29, el debate fue deshebrado y visto desde tres ángulos distintos y que, al mismo tiempo, embonan perfectamente: el analítico, el humanista, y el teológico   [caption id="attachment_303442" align="alignleft" width="300"] En la foto de izq. a der. : Raúl Vera López, Gerardo Esquivel, José Alejandro Solalinde, Gonzalo Hernández Licona, Rolando Cordera y Héctor Raúl Solís. ©FIL/Gilberto Torres[/caption] “La desigualdad de hoy no es natural”, comentó Gerardo Esquivel, ante la problemática que aborda el gran margen que separa a minorías favorecidas y a una mayoría que vive no sólo en pobreza, sino en pobreza extrema. Esto fue esclarecido gracias a los datos duros que presentó Esquivel, quien mostró cómo en los últimos 20 años los cuatro multimillonarios en México han crecido cinco veces su riqueza. Algo que para Gonzalo Hernández Licona se trata de un tema de fuerzas de poder y exclusión. El acceso a los derechos humanos debería ser algo normal y, como su nombre lo dicta, un derecho. Como los panelistas en la mesa lo presentaron, obviamente este no es el caso de muchos lugares en Latinoamérica, sobre todo en México. Para ello, González Licona ve prioritario que esto sea posible en la política social. El tema de la pobreza y el abismo de desigualdad  ha sido un tema de urgencia desde hace siglos. Resulta impresionante que, hoy en día, la problemática persista. Rolando Cordera Campos  dice que “nunca se ha hablado tanto de un fenómeno y se ha hecho tan poco”. Para él, en México se conserva la penitencia de arrastrar una larga historia de desigualdad y su reproducción, y agregó: “Cada tres o seis años se vuelven a implementar las mismas reglas básicas del juego” que, a su entendimiento, es un juego tortuoso que se convierte en la vida cotidiana del mexicano. [caption id="attachment_303444" align="alignright" width="300"] Conferencia: "México: el abismo de la desigualdad" dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro en su edición 29. En la foto: El sacerdote Raúl Vera López ©FIL/Gilberto Torres[/caption] El hecho de que en México ni siquiera 20 por ciento de la población no tenga sus derechos humanos asegurados, es abrumador.  Cordera Campos explica que se debe reivindicar la idea de una ética pública, así como la característica de la solidaridad social sin la cual no se puede avanzar como país. El propio Raúl Vera, quien denomina el estado actual de México como un gobierno criminal, destacó: “El pueblo mexicano enjuicia al pueblo mexicano”, un hecho delicado para él, quien ha vivido en carne propia los testimonios de cientos de víctimas que, en realidad, han hablado por miles; “aquí se han aplicado las políticas neoliberales más horrorosas -agregó- y se ejerce una acción política contra el mexicano”.   Lo cual, para él, habla de claras prácticas de empobrecimiento premeditado, y un control de población regido por la desaparición de miles de ciudadanos;  “yo mismo he sido testigo de cómo no se hace absolutamente nada. Deciden que la gente tiene que vivir espantada. Si Vicente Fox fue llamado “el cachorro del imperio”, entonces felicidades: Enrique Peña Nieto es el pirata de la reina”. [caption id="attachment_303443" align="alignleft" width="300"] México: el abismo de la desigualdad" dentro de las actividades de la Padre Alejandro Solalinde Guerra @FIL/Gilberto Torres[/caption] Por su parte, Alejandro Solalinde destacó de forma lúcida cómo en México se nace, de forma inherente, en estructuras de poder excluyente. Para él, existen dos factores importantes que han dado oportunidad a esto: el capitalismo y la estructura eclesiástica; “la desigualdad no disminuirá porque es estructural. Y tanto el capitalismo como la Iglesia católica de hoy en día generan patrones culturales y mentales”, lo cual, para él, no tiene nada que ver con la idea original del catolicismo; es necesaria una reforma en la Iglesia católica, y quitar pirámides absurdas. Ante los hechos que él mismo exponía, afirmó: “Yo quiero mucho a mi Iglesia, pero también soy historiador”, agregó.  Ante una desigualdad (que incluye distintas vertientes), el abismo que impera en México parece cada vez más necesitado de reestructuras por parte de la ciudadanía, y un giro de tuerca por parte de la clase política.