Ciudadania Express
Viernes 23 de octubre, 2015. 03:04 pm

Francisco Toledo: Duelo en rojo y negro

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Maria Luisa de Villa Oaxaca.- El Duelo de Francisco Toledo en el Museo de Arte Moderno de México, propuesta en cerámica de alta temperatura con colores de esmalte, impone por su fuerza desgarradora y una policromía minimalista de rojos y negros que aluden a la sangre y a la muerte. La cerámica de arcilla zacatecana que expone Toledo, nos recuerda el Grito de Munch, la Guernica de Picasso, Los desastres de la guerra de Goya, el Holocausto de Lasanzky, el sufrimiento de "los de abajo" de Posada, o los brillantes dibujos sobre la condición humana y la tragedia de la guerra, creación de la grabadora alemana Käthe Kollowitz. Sin embargo, las piezas que temporalmente habitan las salas del MAM, tienen la inconfundible marca del arte mesoamericano, elemento importante en la obra Toledo quien no obstante, también es admirador de otras cerámicas como las vasijas árabes, la de Casas grandes y desde luego, la alfarería de Oaxaca.   toledoceramicaHeredero de la enorme tradición escultórica de los antiguos mexicanos, la cerámica Toledo de pequeño a mediano formato, nos remite a la monumental Coatlicue, está trabajada como en antaño, en todas sus partes por igual en perfecta unidad, hasta en aquellas partes que no se ven. Toledo visionario, acierta en los colores que con la quema se transforman. Él no se detiene en la superficie de la arcilla, sino que la penetra y de sus adentros extrae la forma que manipula sin titubeos ni búsquedas con la destreza que le genera su genio artístico y su profundo conocimiento de la forma y contenido en el arte. Excelente dibujante y grabador, en el barro es quizás donde mejor se puede entender y apreciar su genio y su mexicanidad y de donde se pueden crear los eslabones y diálogos con todas las técnicas que maneja, a fin de desenvolver su obra. El barro, la tierra, son esenciales para Toledo, cuya pintura es también con tierras y cuyo sentido de pertenencia a la tierra a pesar de haber nacido en el Distrito Federal, lo identifica con Oaxaca, su lugar, su tierra, su patria chica. Alguna vez me dijo que él ve en la cerámica la posibilidad de moldear y manejar la forma unida a la pintura. Le gusta la cerámica porque es una forma plástica y también es táctil y a diferencia de la pintura sobre un soporte fijo que con el tiempo es perecedera, la cerámica sale del horno de alta temperatura y es para siempre. Este sentido de permanencia es una motivación para Toledo quien dice no cansarse cuando trabaja, pero con el barro, siente que trabajó, que se ganó el derecho a descansar.   No es casual, el que Toledo escoge para su Duelo, el barro que es tierra, que se trabaja húmedo, para convertirlo en urnas, rostros deformados por el dolor, formas torturadas, pulpos ensangrentados, muertes descarnadas y perros petateados, envueltos en huesos.   El Duelo de Francisco Toledo que mucho tiene de ofrenda a los 43 jóvenes desaparecidos y a escasos días de la festividad de muertos, tradición que nos identifica a los mexicanos como ninguna otra, es el duelo íntimo y creativo del artista ante los horrores de la violencia en varios momentos de su país. Al convertir lo horrífico en arte, lo hace gran creador y al transformar su duelo en creación, al permitir acercarnos y entablar un dialogo con su Duelo, este también representa el duelo de todos los mexicanos que amamos a México.    
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