Soledad Jarquín Edgar
SemMéxico.- Rojo Corazón, la novena producción discográfica de Geo Meneses, que acompañada de 13 músicos en escena, brindaron una versión diferente de la canción mexicana, el motivo y la materia de los nuevo discos producidos de manera independiente por la cantante.
La presentación de Rojo Corazón fue un espectáculo de imágenes luminosas que parecían hacer latir un corazón enorme colocado en el escenario, un corazón cuya vida era inyectada por múltiples colores y fondos, según la canción que interpretara Geo Meneses que se empeñó en llevar a su público por un viaje imaginario y en ocasiones muy distante.
La canción mexicana que Geo Meneses retoma y proyecta de manera diferente, tras trabajar por más de dos años hasta lograr que Rojo Corazón “le diera las notas adecuadas”: una versión distinta de la música tradicional mexicana que está llena de lugares luminosos, de añoranzas, de alegrías y de fantasías, pero también de dolor y de tristeza porque le cantan al amor que no es una línea recta sino un camino con recovecos, con esquinas…
Así consiguió Geo Meneses encontrar las 11 canciones de su nuevo disco, las 11 que integran Rojo Corazón, todas ellas con un sitio en la historia de la discografía mexicana pero, como señala la crítica especializada, con sabor musical diferente, por el buen trabajo logrado por la propia interprete y el equipo con el que trabajó durante más de dos años.
Rojo Corazón esta conformado por melodías de ayer, como El Pastor, escrita en 1928, hace ya casi un siglo, por los veracruzanos Miguel Ángel y José Ángel Díaz y González de Castilla, los Cuates Castilla, quienes de acuerdo con Geo Meneses crearon un género musical, la canción Huasteca “con el singular falsete esporádico, largo y sostenido”.
De esa canción Geo recuerda su infancia, sus primeros años en la capital mexicana cuando en busca de oportunidades salió de la mano de su madre de Oaxaca. “Así como en la campiña posterior a la revolución mexicana, los pastores regresan cuando el sol se está ocultando´, a mi me recordaba volver a la casa en el DF con mi mamá, entre edificios gigantes, grandes avenidas, una ciudad donde la gente vive ensimismada, ausente, en aparente distancia de las demás personas”.
Traigo un amor fue su segunda interpretación. La canción escrita por Manuel Esperón, uno de sus compositores favoritos y uno de los más prolíferos directores artísticos que ha tenido México, según la interprete.
Entre uno y otro cambio de vestuario, que sumaron cuatro en total, interpretó La Chancla, esa singular canción postrevolucionaria de José del Refugio Sánchez Saldaña, mejor conocido como Cuco Sánchez, que canta al abandono y la traición, pero con ese sabor único que le da las notas musicales del acordeón de Erick Gracia.
Sin duda una de las preferidas del público es El Crucifijo de Piedra, interpretación diferente pero igualmente nostálgica a la actual, que en los años cincuenta hicieran los hermanos Roberto y Antonio Cantoral.
Y para romper con ese estado de nostalgia, con un sombrero texano en la cabeza, Geo Meneses da un brinco musical con Una Pura y Dos con Sal, del autor sinaloense Enrique Sánchez Alonso, tema también compuesto en los años cincuenta.
La capacidad histriónica de la artista la lleva a actuar cuando canta Qué Puntadas, que el potosino Antonio Escobar escribió en 1940, destacado pianista y director de orquesta. En esta interpretación Geo Meneses baila y canta como si el alcohol la traicionara, cosa que a ella le divierte mucho.
Pero ella, que juega con estas canciones entre la alegría y la nostalgia que recorren las venas del país, interpretó Rogaciano el Huajanguero, de Valeriano Trejo, quien puso en la esfera internacional la región huasteca hidalguense, cuando escribió esta canción en 1955 y que cuenta una historia de duelo, lo que curiosamente contrasta con la alegría del huapango y es tal vez eso lo que la hace diferente.
La Milpa fue la octava interpretación de la noche en que Rojo Corazón se presentó ante el público, la letra cuyo autor se desconoce, es una de las más populares de la revolución mexicana que interpretaban las huestes de Pancho Villa.
No Volveré, canción escrita por Manuel Esperón, tuvo un aire novedoso cuando a dúo con Eduardo Ríos mostró una versión moderna de la canción que fue escrita hace ya casi ochenta años, y que al final vuelve a darnos la versión original que pueden convivir en la misma melodía.
La Guanábana, el son jarocho, provoca en la voz de Geo Meneses un gran movimiento hacia la fiesta, la alegría, de ahí que la cantante saliera acompañada de Caña Dulce y Caña Brava, quienes dieron ese toque africano como parte de la herencia que dio origen lo que hoy se llama la cuarta raíz.
La onceava canción de esa noche fue distinta, habla de la tragedia del México actual, de la violencia. Canción de Cuna Oscura, acompañada del chelista César Bourguet, dedicada a las madres de los 43 normalistas víctimas de la violencia y desaparecidos en Ayotzinapan, Guerrero. Composición que a petición de Geo Meneses escribió la cantautora Neiffe Peña. Por cada uno de ellos, el Rojo Corazón sobre el escenario posó un número en ese llamado sórdido y doloroso por la pérdida.
Y tras agradecer a cada uno de los 13 músicos que lo acompañaron entre ellos el director y trompetista Juan Manuel Arpero, dirigidos por el maestro Abraham Barrera, Geo Meneses trajo algo de la nostalgia adjudicada a la história musical oaxaqueña con una explosión sonora de su muy original versión de La Llorona.
Y, para dejar a su público feliz, terminó con Arriba el Norte, la canción costumbrista de Felipe Mermejo Araujo, chófer de Venustiano Carranza, a quien se presume compuso esta canción que se grabó en los años cuarenta.
Sin duda, Rojo Corazón, el nuevo disco de Geo Meneses, nos cuenta una historia, la historia musical de nuestro país a través de corazones que cambian de tonalidad según el estado de ánimo de cada compositor, son 11 corazones reflejo del cancionero popular mexicano en un estilo musical renovado y grato.