Lilia TORRENTERA G.
Oaxaca.- Las canciones e interpretación del músico Jaime López acompañado por su inseparable guitarra, fue un acto de radical soberanía en el escenario que le fue dispuesto para recibir un homenaje de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca 2015.
El tamaulipeco sacó la casta y la elegancia para dar punto final a lo que parecía más una larga charla de cantina entre Julián Helbert, Benito Taibo y Fernando Rivera Calderón, invitados a ofrecer este sencillo pero importante reconocimiento.
Y aunque merecía algo mejor en su homenaje, Jaime López sabía en qué lugar estaba parado, nada menos que el teatro Macedonio Alcalá y el respeto al público que ahí se dio cita la noche del sábado 30 de octubre.
Sin perder su estatura de gran letrista, Jaime López hizo un agradecimiento muy sofisticado a la mucha incongruencia recibida para ensalzar a su persona y que rayó entre lo grosero hasta lo grotesco.
“Me gusta el culto al trabajo, y lo acepto porque esta noche me toca pagar el pato, bato. Ustedes los tríos, nosotros los rockers. Denle un aplauso a estos señores que yo me ganaré el suyo al rato”.
Lo dicho por Jaime López fue un conjuro para tratar de ignorar la fallida intervención de esos "señores" que se asumen representar lo excelso de la literatura en el país y que provocaron que el público se perdiera de escuchar en viva voz del homenajeado, su filosofia de vida que lo hace siempre tan vigente en la vida musical de México.
Pero entonces, vino lo verdaderamente importante y trascendente.
Primero el director de la FILO, Guillermo Quijas Corzo y Venia Reséndiz, presidenta del Fondo Ventura, entregaron el pergamino que reconoce la trayectoria del músico Juan Jaime López Camacho.
Luego, la voz inconfundible, los acordes de la guitarra, pero sobre todo la profundidad de campo que retratan sus composiciones, se conjugaron para que Jaime López reivindicara su homenaje en Oaxaca.
La soledad en escena, con esa lluvia de luz blanca que iluminaban su rostro, le sentaba bien al compositor porque se le dejaba ver en su exacta dimensión: un artista de la música y la palabra; de la literatura y la denuncia, totalmente ajeno a la palabrería con la que se pretendió dibujar al público que le ha seguido por años.
“En toda la extensión de la palabra amor”, “Bonzo” y “Asunto nauseabundo” y muchas canciones más, hicieron que el público agradeciera una vez más a la FILO, la oportunidad única y gratuita de haber disfrutado en vivo la genialidad de Jaime López .