Ciudadania Express
Miércoles 02 de diciembre, 2015. 02:05 pm

Plática entre amigos con estilo “vilamatiano” en la FIL Guadalajara

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Oaxaca.-Cristina Fernández Cubas, Guadalupe Nettel, Eduardo Lago, Juan Antonio Masoliver e Ignacio Vidal-Folch, moderados por Josep Massot, compartieron recuerdos, anécdotas y vivencias de su relación con Vila-Matas, todo desde una perspectiva muy personal
Dicen que recordar es volver a vivir. Y Enrique Vila-Matas recordó anécdotas enriquecedoras, pero la que hablaba no era precisamente su memoria: era la voz de sus amigos. El ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances fue “abrazado” por algunos de sus mejores amigos literarios durante una tertulia que, a manera de homenaje, tuvo lugar en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara.
Vila-Matas y Cristina Fernández se conocen desde la Facultad de Derecho. Ella asegura que su amistad con el autor barcelonés es de esas amistades con las que ha reído más en la vida y que, en su caso, el humor es una cosa muy seria. "Enrique ha tenido una evolución evidente. Lo digo porque hay gente que ha tenido una involución, pero de él me quedo con su última etapa, con su humor, ese humor que yo le admiro tanto y que se plasma en su obra”.
[caption id="attachment_303465" align="alignleft" width="300"]Panelistas participantes, “Las lecciones de las elecciones” en la FIL Panelistas participantes, “Las lecciones de las elecciones” en la FIL[/caption] De vez en vez, Vila-Matas intervino con algún comentario lleno de humor. “Me pasa como a Kafka, que él creía que su familia era rara y resultó que el raro era él”, comentó para matizar un comentario de Cristina.
Para Juan Antonio Masoliver, ser amigo de Enrique es un privilegio. Asegura, además, que la entrada de Vila-Matas a la literatura no fue fácil, y que sus novelas representan un total rechazo a todo lo que huela a falso realismo. Y fue Masoliver quien aseguró que Enrique es el escritor más mexicano, argumentando que ambos han viajado mucho por el país, al que calificó como “una locura positiva en un sentido excéntrico”.
Compartieron que durante su visita al Instituto Cultural Cabañas, para ver la exposición de Vicente Rojo, se toparon por un artificio de la casualidad con una pareja joven y un niño. La mujer reconoció de inmediato al escritor y le hizo saber que ella era la cocinera de Sergio Pitol, su entrañable amigo y maestro, como él lo llama. “Me he quedado helado, así que no me dirán que esto no es surrealismo puro y que estas cosas sólo pasan en México”, dijo Vila-Matas para después confesar su fascinación por la perspectiva del cineasta mexicano Luis Buñuel quien, a su parecer es absolutamente surrealista, como México.
“A Enrique lo considero un vanguardista pero no un surrealista, el humor es un ingrediente fundamental en sus libros; sobre sus géneros, no se ha hablado mucho, pero lo considero un maestro de la entrevista y, para prueba de ello cito su libro Fuera de aquí. Conversaciones con André Gabastou”, dijo Masoliver.
Eduardo Lago leyó un alfabeto haiku que provocó la risa de los asistentes, pues se trataba de anécdotas cargadas de una buena dosis de humor vividas con Enrique; por su parte, Guadalupe Nettel agradeció la amistad del escritor español con un texto que leyó para dejar clara su admiración no sólo por su trabajo literario, sino también por su siempre acertado consejo, ya fuera como mentor o como amigo.
Ignacio Vidal-Folch rememoró los inicios de su amistad con Enrique y Cristina en Barcelona. Los llamó “los jóvenes escritores de la Barcelona posfranquista”, que no tenían ningún interés en la literatura politizada ni antipolitizada, sino que tenían ganas de hacer algo distinto. Algo que siguen haciendo hasta la fecha.
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