Cien millones de mexicanos en la pobreza, afirma Julio Boltvinik. La pobreza por ingresos en México alcanzó a más de cien millones de personas al cierre de 2014, equivalentes al 84.3% de la población, afirmó ayer el investigador de El Colegio de México. Estos resultados aparecen en el documento Evolución de la pobreza y la estratificación social en México 2012-2014 y las cifras reflejan el deterioro económico del país, debido a los altos índices de desempleo y subempleo, así como a la baja del poder adquisitivo de los salarios.  [La Jornada]

Industriales prevén panorama complejo. El presidente de la Concamín, Manuel Herrera, advirtió que para los siguientes meses se observa un “panorama complejo” y marcado por el debilitamiento del sector industrial mexicano. Al igual que el sector empresarial, el sector industrial pide incluir incentivos fiscales a la inversión productiva en el paquete económico del 2016, próximo a presentarse ante las Cámaras. [Milenio]

De las empresas… Ordena juez mexicano intervenir Hyundai. Un juez de Tecate, Baja California ordenó congelar 50% de las cuentas de Hyundai en Banamex y cualquier banco en el país, debido a una demanda mercantil presentada por Daniel Gutiérrez Topete, ex distribuidor de Hyundai, quien exige se le reconozca como socio industrial de la empresa en México con derecho al 50% de las utilidades generadas desde  el 2009. Hyundai es la segunda empresa más importante en Corea del Sur y el quinto fabricante mundial de vehículos. [Reforma] Gracias a armadoras, México es el mayor consumidor de acero de América Latina. Hacia 2020  México será el quinto mayor productor de autopartes a escala global, superando a Corea del Sur y acercándose a Alemania, al alcanzar un valor de producción de 100 mil millones de dólares. Nemak, Rassini, Grupo Kuo, Metalsa y Grupo Bocar son las firmas más importantes del sector. [El Financiero] Columnas financieras Enrique Galván Ochoa [La Jornada] es categórico al decir que no dan resultados las reformas. Las autoridades buscan teorías cuasi esotéricas que justifiquen la devaluación de la moneda, la cual ha perdido una cuarta parte de su valor en lo que va de este sexenio priista. Los hombres de empresa tienen otra visión y no creen en una pronta recuperación del peso. Hay beneficio para las exportadoras pero no para la industria que importa los insumos, la cual está teniendo un gran impacto negativo. La producción minera sigue cayendo, hay un bajo crecimiento de la industria generadora de electricidad y suministradora de gas y agua, la construcción perdió dinamismo y la producción manufacturera tuvo una notable desaceleración. Ya deberían estar surtiendo efectos la reforma laboral, fiscal y energética, pero todo apunta a que terminará el sexenio y no veremos nada de lo ofrecido. Enrique Campos Suárez  [El Economista] nos recuerda que cuando la máquina de fabricar dólares trabajaba tiempo extra nadie se quejaba, pues con esos billetes se financiaban los mercados a precios muy bajos. Todos tenían claro que la fiesta se acabaría y todos sabían que los excesos no dejan nada bueno. Lo que le pasa al peso ahora es una pesadilla para el turista mexicano que va de shopping a San Antonio, pero para los exportadores es un sueño hecho realidad. Para la mayoría de la población es algo inocuo porque no ha afectado a la inflación… todavía. Lo que hay que cuidar es a los especuladores. No hay nada más que hacer en la relación peso-dólar. La moneda mexicana es un pasajero más en este proceso de reordenamiento de la política monetaria de Estados Unidos. Nos llenaremos de turistas extranjeros por la fortaleza de su dólar, pero nos pegará en el mercado interno. Arturo Vieyra [La Razón] comenta sobre esa otra inflación, la que percibe el ciudadano y que es diferente a la que nos refleja el INPC (Indice Nacional de Precios al Consumidor). Para este índice, la inflación ha llegado a niveles históricamente bajos. Para la elaboración del INPC se toma en cuenta una canasta de precios de los consumos promedio de los mexicanos, que se integra por 283 genéricos y que el Inegi monitorea periódicamente. Pero esa canasta difiere del consumo de cada persona. Cuando ya se habla de servicios, colegiaturas, el transporte, ya es otra cosa. Con todo, hay condiciones favorables para lograr una baja inflación. Los precios de las telecomunicaciones, los precios estables de la gasolina, la reducción de los precios de las materias primas internacionales, que al fin de cuentas impactan a los productos que todos consumimos. Aquí destaca la labor del Banco de México y su amplia credibilidad, lo que ha permitido un anclaje muy firme sobre las expectativas de inflación. David Páramo [Excélsior] nos hace ver el secreto de por qué la reforma de las Telecomunicaciones es la más exitosa de las implementadas por la administración federal. Es una mezcla de una buena legislación y una ejecución de excelencia por parte del IFT (Instituto Federal de Telecomunicaciones). La esencia fue el enfoque hacia los consumidores. Se dejó de pensar en lo que importa a las empresas o a un sector y se buscó impactar en la mayoría de las personas. Por ejemplo, se logró la desaparición de la larga distancia nacional, que disminuía en 20 mil millones de pesos la disposición de recursos de los mexicanos. Quedan todavía una gran cantidad de pendientes y todavía hay que pasar por varias resoluciones jurídicas que afectan a las empresas participantes. Jonathan Heath [Reforma] reflexiona sobre las proyecciones del gobierno para el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, que tienen que ser presentados ante el Congreso antes del 8 de septiembre. Este ejercicio ha despertado mucho interés por la posibilidad de aplicar una reingeniería del gasto público con una perspectiva de Presupuesto Base Cero. Se busca contener el crecimiento inercial de los egresos, es decir cómo gastar menos y como gastar mejor. Existe mucho escepticismo al respecto y las perspectivas no son buenas. Habrá recortes en el gasto, pero difícilmente mejorará la calidad y eficiencia del mismo. Nadie le pide al gobierno tener una bola de cristal, pero sí atinar mejor a las proyecciones de crecimiento, como si lo hacen las encuestas de especialistas de las instituciones financieras y privadas. Tal vez ni sea necesario salir a dar proyecciones trimestrales, ya que se han convertido en una travesura mediática que sólo desprestigia al gobierno y le da material a sus críticos.