México.- Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos culminó su periodo de exhibición en el Museo del Palacio de Bellas Artes la medianoche de este domingo 27 de septiembre, entre miradas de asombro y deleite por parte de las personas que tuvieron la oportunidad de despedir la exposición en la Ciudad de México. Cabe destacar que esta exposición, al igual que la de Leonardo da Vinci y la idea de la belleza, llegó a México debido a las negociaciones realizadas por la administración del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que dirige Rafael Tovar y de Teresa, quien en su momento destacó la importancia de estas muestras. Hasta las ocho de la noche se habían repartido más de seis mil boletos y hacia las 23:30 horas el señor José Roberto Yáñez, quien vino desde Hermosillo, Sonora, especialmente para ver la exposición, se convirtió en la última persona en recibir un boleto de ingreso. “Deja un buen sabor de boca, tanto a la audiencia como en los organizadores, el acercarnos a bocetos, incluso obra que ni siquiera se exhibe en Italia. Fue un verdadero privilegio”, destacó Victoria Martínez, mediadora del Museo del Palacio de Bellas Artes. Consideró que si bien la exposición no incluía las obras más famosas del artista florentino, sí contaba con una buena recopilación de piezas representativas de su trabajo. “Creo que el Cristo Portacroce se llevó las palmas, porque era la primera vez que se podía ver en 360 grados. Es una pieza original que nunca había salido de Italia y nadie pensó que México podía ser el país elegido para su exhibición y cruzaría el Atlántico para llegar hasta acá”. Otra obra que generó reacciones que sorprendieron a los custodios de la sala fue la réplica de la escultura de La piedad. “Hubo gente que se hincó, lloró, se persignó o que se iba y regresaba porque no quería dejar de verla. Aunque sabíamos que era una réplica, es una escultura muy hermosa. Me siento triste porque ya se va”, comentó Margarita Meza, quien se encargó de custodiarla desde las ocho de la mañana hasta la medianoche en su último fin de semana en el recinto de mármol. El pintor Óscar Ramírez quiso aprovechar al máximo la experiencia de encontrarse frente a las creaciones de Miguel Ángel para dibujar frente a la escultura del Cristo Portacroce, tal como lo hizo con algunas piezas de la exposición Leonardo da Vinci y la idea de la belleza. “Tuve la osadía de ponerme a dibujar inspirado en que los pintores de antaño también lo hacían. Ahora Miguel Ángel me abrió las puertas para diseñar mis bocetos, guardarlos como recuerdo, verlos y desdoblar un estilo propio que tal vez me permita hacer alguna serie emulando a este gran maestro (…) Vemos que no sólo es escultor, sino un grandioso y supremo pintor. Miguel Ángel es el pintor de la luz y la divinidad”. Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos estuvo conformada por 29 obras del genio italiano y 45 piezas de artistas cercanos, entre dibujos, óleos, libros, documentos y esculturas que se exhibieron por primera vez en nuestro país. El objetivo principal de la exposición fue presentar la trayectoria del genio italiano, apreciar su participación en la renovación de los procesos artísticos y arquitectónicos del arte renacentista del Cinquecento y revelar su influencia artística en la historia del arte de la Nueva España. Tras su estancia en la Ciudad de México, se exhibirá del 15 de octubre de 2015 al 10 de enero de 2016 en el Parque Guanajuato Bicentenario, en Guanajuato, con el propósito de que sea visitada por habitantes de éste y otros estados circunvecinos, como Jalisco, Michoacán, Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes y San Luis Potosí.