Al final de Verduonig, una tranquila calle residencial, un pequeño letrero de madera que anunciaba “Museo” era el único indicio de la anomalía por delante: una estructura de piedra y ladrillo rojo cubierta de vides que parecía sobresalir de la tierra como un gran montículo, con una puerta de roble redonda y verde con picaporte de latón, y ventanas circulares que se asomaban a un jardincito de rosales.

Abierto en octubre de 2013, el museo ha visto a unos 3 mil visitanteshasta ahora, y se espera que ese número aumente con el estreno de la entrega final de la trilogía de Peter Jackson, “The Hobbit: The Battle of the Five Armies”.
El museo es la visión de Bernd Greisinger, un ex administrador de fondos que ha reunido lo que muchos expertos en Tolkien consideran el mayor tesoro de objetos coleccionables de la Tierra Media del mundo, con 3 mil 500 libros y 600 obras de arte que incluyen pinturas y dibujos de los famosos artistas tolkianos Douglas Beekman, Cor Blok y Alan Lee. “Es el único museo cuya única intención es la promoción de Tolkien, las obras de Tolkien y las adaptaciones subsecuentes”, aseguró Shaun Gunner, presidente del club de fans basado en Gran Bretaña, la Tolkien Society. “Hay una colección sin rival de libros raros y objetos coleccionables”.