Ciudad de México.,- Como un artista valiente que nunca soltaba un cuadro hasta que quedará como quería y un hombre leal a sí mismo que llevaba el signo de la libertad y la obsesión impreso en la frente, definió Elena Poniatowska al artista plástico Juan Soriano.
La escritora y periodista participó en la charla
Ven a tomar café con… que se realizó en el Museo de Arte Moderno previo a la inauguración de la exposición
Juan Soriano. 1920-2006. Estuvo acompañada por Marek Keller, director de la Fundación Juan Soriano y Marek Keller A.C.
“Juan Soriano era como un caballo con alas de petate. Un hombre leve que decía palabras como papelitos de colores y cuyas alas de papel de china lo sostuvieron durante 85 años y lo hicieron sobrevolar pantanos, terremotos, excesos, desgracias naturales y horrores provocados”, añadió la escritora.
Elena Poniatowska recordó que Juan Soriano estaba en contra de la improvisación y que por eso se dedicaba no sólo a pintar y hacer escenografías, esculturas y grabados, sino también a leer y tratar de saber todo “lo que ha sido la historia de las ideas y de las obras maestras, ya que decía que todo lo demás eran chismes y publicidad”.
La periodista reveló que al final de su vida Juan Soriano trabajo en esculturas monumentales y que una vez le preguntó ¿Crees que hubieras sufrido menos de no ser pintor? y que él le dijo que no.
“Me dijo no, no creo. La pintura ha sido un gran consuelo, bueno no consuelo porque nunca he estado muy derrotado”.
En la charla, Elena Poniatowska cuestionó a Marek Keller sobre los motivos que lo impulsan a desarrollar el proyecto del Centro Cultural Museo Juan Soriano que se construirá en Cuernavaca, Morelos.
Marek Keller reveló que se debe a que Juan Soriano sigue siendo parte de su vida, ya que aunque no está físicamente, está con él cuando tiene problemas que no puede resolver o cuando está buscando respuestas en su vida.
“Siempre hablo y pienso en él. Espero la respuesta que me va a mandar y siempre sucede. Está aquí a través de sus cuadros y esculturas. La vida sigue después de 30 y tantos años de su presencia física en mi vida. Él está a mi lado y estoy seguro que aquí entre y con nosotros”.
El titular de los derechos de la obra de Juan Soriano añadió que la historia del museo empezó muy mal porque al pintor nunca le simpatizó la idea de que un artista vivo tuviera un museo.
“Juan decía: si yo me muero y años después la gente todavía se acuerda de mí y considera que algunos de mis cuadros valen la pena, entonces si hagan lo que quieran, al fin que yo ya no voy a estar”.
Finalmente, Elena Poniatowska comentó que una vez se lamentó con Juan Soriano porque consideraba que todo lo hacía mal en su vida y que él le respondió: no te preocupes, si lo volvieras a hacer, lo harías peor.
“Yo no sabía si era una consolación o una constancia. Lo cierto es que Juan me mandó la conformidad porque más que ningún otro Soriano supo vivir con sabiduría que se ve en su pintura, su forma de vida, tolerancia y trato con los amigos y enemigos, pero sobre todo en su entrega a los demás”.