Guanajuato.- La ovación se prolongó por un par de minutos. Los rostros tensos del principio se aligeraron e iluminaron con una sonrisa. Atónitos, se reacomodaron y emprendieron un encore con la fuerza adquirida por el reconocimiento a su esfuerzo y su música terminó de instalarse en el corazón de los presentes en el Templo de la Compañía, como parte de Cervantes Instrumental.
La honestidad y el candor con que la orquesta y coro Trinitate Philarmonia acometió el programa “El Ingenioso Hidalgo: su tiempo y su influencia”, en el templo de la Compañía, sedujo al público del XLIV Festival Internacional Cervantino. Sus 60 integrantes, de entre 8 y 17 años de edad, remontaron cualquier expectativa y se llevaron de regreso a León, Guanajuato, la satisfacción de haber superado un reto que parecía imposible.
Porque el reto les fue planteado a los jóvenes cuando el director de la orquesta, Humberto Pérez, los enfrentó a obras desconocidas. Ya no eran del barroco en adelante, sino del Renacimiento que giraban en torno a Cervantes y debían interpretar en el marco del magno homenaje que se le rinde a 400 años de su muerte y justo en la fiesta que lleva su nombre.
La aventura comenzó cuando a los directivos la Academia de Artes y Oficios Renacimiento, ubicada cerca de la histórica estación de La Trinidad, en la ciudad de León, se acercaron al director del FIC, Jorge Volpi, para externarle su deseo de participar en el festival. “Ya han hecho méritos suficientes”, les respondió durante una cordial comida, en la cual comenzó a hablarles de partituras que ellos mismos desconocían, pero sobre las que respondían todo el tiempo.
“Sí, cómo no vamos a conocerlas”, recuerda ante el público, Humberto Pérez, mientras hace una larga pausa para que una decena de miembros de la agrupación salgan de las filas de cuerdas, oboes y percusiones para subir e integrarse al coro e interpretar la siguiente pieza.
Con la batuta tomada, en la academia de inmediato comenzaron a investigar y acudieron a amigos de España e Italia para conseguir las partituras, estudiarlas y montarlas. Los niños entraron gozosos a la odisea de acudir al Cervantino. Ilusionados al principio, a medida que ensayaban tomaron la dimensión del reto y a sentir los nervios cosquillear sus cuerpos, aunque sin perder las ganas de vivirlo.
Con su partitura en mano, los chavitos se dedicaron a explorarla, “les encanto la obra de Pópulo García, realmente les fascinó, se notó en cómo la tocaron, ¿no lo cree?”, cuenta un excitado Pérez al final del concierto, encantado con el resultado y las felicitaciones inacabables que recibe mientras se trata de entrevistarlo.
“¡Claro que fue complicado montar las piezas!”, ríe Pérez al recordar el trabajo, pero los niños lo tomaron con curiosidad y un entusiasmo que creció al explorar “estos nuevos sonidos y lenguajes” que gravitan alrededor de Cervantes y que posiblemente fueron los que él mismo escuchó y que con entusiasmo compartieron la tarde el miércoles.
Gente de mediana edad, adultos mayores, niños y turistas despistados que llegaron corriendo a comprar su boleto de entrada, se mantuvieron atentos a las obras de Giovanni Gabrieli, Tomás Luis de Victoria, Manuel de Falla, Pópulo García y Luigi Boccherini. Aplaudieron con entusiasmo la "tentaleante" y nerviosa interpretación a la obra de Gabrieli con que abrieron el programa y se entregaron completamente en las subsecuentes a medida que el sonido que emanaban se volvía contundente. Muchos “¡bravo!” y el nutrido batir de las palmas fue su recompensa.