Oaxaca.- 'El escritor trabaja sobre sus propias obsesiones, la posición del escritor frente al mundo... da testimonio de la realidad'. Así dijo alguna vez Vicente Leñero, ícono de la literatura jalisciense y referente de este arte en México.
Vicente Leñero Otero vio la luz en Guadalajara Jalisco, un día cómo hoy pero de 1933. Fue uno de esos personajes que se desenvuelven en muchos mundos, ya que pudo ser un novelista, guionista, periodista, dramaturgo, ingeniero civil y académico, autor de numerosos libros, historias y obras de teatro.
Leñero tuvo que dejarse llevar por su verdadera vocación, la de escritor, y abandonar la ingeniería civil, inculcada por la familia, profesión que detestaba y que habría estudiado en la UNAM. Curioso por comprender las herramientas, las formas de la escritura, decide tomar un curso de periodismo en la escuela Carlos Septién García.
Formulaba él vivir al margen por no encajar. Entre ingeniero era escritor; entre periodistas, novelista, y entre los escritores, ingeniero, dijo para una entrevista publicada en la Revista de la Universidad de México.
Se refugió pronto en la escritura, luego de convertirse en ingeniero, para ganarse la vida. Publicó una primer obra: 'La polvareda'. Siguió con 'La Voz adolorida', de 1961, donde muestra un estilo peculiar: a través de sus personajes expresa el realismo psicológico de quien está en el mundo, a través del monólogo interior de un enfermo mental que será recluido en un manicomio. Prosiguió otra de sus novelas, una de las más reconocidas, 'Los albañiles', de 1963, que le hizo ganador de un primer premio.
Decía Leñero que la clave para escribir bien es la de desarrollar un estilo: 'Uno piensa escribir bien. Hay una preocupación por la estética. El placer estético es un valor muy sublime', y así como lo decía, lo hizo.
Como artista de la palabra, también escribió libretos para teatro, participó en la creación de radionovelas, e incursionó en la cinematografía. Fue guionista de diversas cintas, como 'Mariana, Mariana' (1987), con la que ganó el Premio Ariel -y que obtuvo en tres ocasiones más-, y adaptó la exitosa obra 'El crímen del padre Amaro' (2002); esta cinta fue nominada al Premio Oscar como Mejor película extranjera. Apoyó en la adecuación de varias de sus novelas para ser llevadas a la pantalla grande. Publicó algunas notas para diarios de la Ciudad de México, y dirigió talleres literarios en la capital del país.
Entre sus logros más destacados se encuentra el de ser nombrado miembro de la Academia Mexicana de la Lengua el 11 de marzo de 2010, sitio del que tomó posesión en septiembre de 2011 con el discurso 'En defensa de la dramaturgia'. Poco después fue galardonado con la Medalla Bellas Artes de México que es otorgada por el INBA.
Leñero falleció el 3 de diciembre de 2014, debido a un cáncer pulmonar. Fue homenajeado en el
Palacio de Bellas Artes por su vasta carrera y el legado que dejó para la posteridad, y hoy en día, se sigue recordando al tapatío que gustaba de hacer detalladas descripciones de la realidad en sus textos, un hombre que este día habría cumplido 83 años.
EL INFORMADOR / ORALIA FLORES