La escalada de violencia que se ha suscitado en los últimos días, dan la lectura de que estamos presenciando una respuesta equivocada, como sello distintivo de un Estado que busca perpetuarse en la lógica del poder y la confrontación, en vez de propiciar espacios de diálogo que abran causes a esta fracturada democracia.
Inédita, absurda y sin sentido son los sucesos que caracterizan la respuesta del Gobierno Federal a la protesta social, derecho humano que abandera la Sección 22 en Oaxaca y en fechas recientes con cierta vitalidad los padres de familia de diferentes niveles educativos, que lograron despertar la solidaridad de distintos sectores de la sociedad: salud, empresas privadas, artistas y organizaciones civiles.
El Centro de Derechos Humanos "Tepeyac” del Istmo de Tehuantepec, A.C. (CDH-TEPEYAC) y la Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca (REDECOM) en su tarea ineludible por favorecer y acompañar procesos en defensa de la vida, asegura que no puede obviar la responsabilidad histórica de expresar nuestra palabra e indignación ante los hechos que registra nuestra historia reciente.
En aras de construir una sociedad que tenga como premisa para coexistir, paz y dignidad, manifiesta a los maestros y pueblo en lucha, tengan la certeza que como CDH-TEPEYAC y REDECOM seguirá insistiendo al Gobierno Federal que asuma su responsabilidad de garantizar y velar un ejercicio pleno de los derechos humanos.
Coincide con la expresión de la ciudadanía en general, al manifestar que el uso excesivo de la fuerza detona una violencia acumulada y se desborda en sucesos lamentables.
Asume también que la intromisión de la fuerza pública en el Istmo, para responder a un reclamo de negociación, viene a despertar y a exacerbar una lista de agravios que los pueblos miran como una provocación e impunidad.
"Constatamos que este tipo de respuesta del Gobierno Federal, demuestra una vez más su negligencia e incapacidad para resolver las inconformidades que le plantean los pueblos y organizaciones".
Valora la sabiduría de mujeres y hombres de los pueblos, colectivos y grupos emergentes a proponer una resistencia creativa, ponderando el sentido de la vida y la construcción de una sociedad justa.
Los exhorta a valorar los procesos que emanan de sus exigencias, de sus formas de resistencia civil y a cuidar que en sus manifestaciones no se integren grupos que lejos de ayudar en sus peticiones le den un sentido negativo a su protesta social.