México tiene una deuda inaplazable e impostergable: hacer realidad el derecho constitucional de que cada individuo tenga un trabajo digno, socialmente útil y por el que reciba un salario suficiente para satisfacer las necesidades de su familia y de educación a sus hijos.En este sentido, advirtieron que en las últimas tres décadas el poder adquisitivo de los mexicanos disminuyó en casi 80 por ciento, mientras que el precio de los alimentos aumentó en una proporción de cuatro a uno. “De acuerdo con la Encuesta Nacional de Economía y Empleo, realizada por nuestra universidad en el 2015, dos de cada 10 mexicanos no pueden adquirir una canasta básica alimentaria y poco más del 50 por ciento no cuenta con ingresos suficientes para cubrir necesidades de alimentación, vivienda, salud, vestido, transporte y educación”, agregaron. Por su parte, Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico de la ciudad de México aseguró que en el país “algunas decisiones económicas, como las relacionadas con el salario, se han tomado con base en dogmas, por lo que es necesario robustecer el debate con análisis de especialistas”. “Para dar esa batalla, y lograr que se incremente el salario mínimo, necesitamos evidencia científica robusta, que los economistas de nuestras grandes casas de estudio del país aporten su inteligencia”, concluyó.
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