Oaxaca.-A pesar de los recortes en el gasto del Gobierno federal, la deuda en México ha crecido a uno de los ritmos más acelerados de América Latina e incluso por arriba de economías en crisis, según un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Al cierre de 2015, la deuda pública en México representó 47.6 del Producto Interno Bruto (PIB) y su aumento es considerable.
“Los países que incrementaron mayormente su deuda pública en el periodo 2008-2015 fueron Costa Rica, con 18 puntos porcentuales del PIB; Honduras, con 24; Chile, con 12; México, con 11.5, y Brasil, con 7.6 puntos”, detalla.
En ese contexto, el subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda, Fernando Galindo, anunció el lunes que el Gobierno mexicano volverá a revisar los programas a los que habrá que recortar recursos para el próximo año cuando se prevé haya menos presupuesto.
“En todo momento tenemos que rectificar los programas que no estén operando de la mejor manera, revisar sus reglas de operación y a qué población objetivo están llegando”, expuso.
En México es contrastante que, pese al recorte presupuestal de 2015, el endeudamiento siga creciendo.
“Fue muy rápido el crecimiento de la deuda, demasiado rápido, sobre todo por los resultados, porque el dinero que se pidió prestado no se ha visto reflejado en la economía”, señaló Raúl Feliz, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
De acuerdo con el análisis de la Cepal, tras la crisis económica y financiera de 2008, en toda la región se registró un incremento sustancial de la deuda pública.
Si se considera solamente 2015, en el País aumentó 4 puntos porcentuales del PIB la deuda del Gobierno central, lo que colocó a México como el segundo de mayor crecimiento.
Sólo está por debajo de Brasil, que atraviesa por una crisis económica y donde el endeudamiento aumentó poco más de 6 puntos porcentuales de su PIB.
Explicó que, tras la crisis de 2008, el Gobierno federal decidió impulsar el crecimiento con base en el gasto y ahora batalla para controlar el crecimiento de la deuda de una economía que se acostumbró a ella.