Agencias
Oaxaca.- Dos mujeres
indígena desplazadas de San Juan Copala, fueron testigos del
escape de la
niña triqui que
se negó a ser vendida por sus padres.
Estas mujeres aceptan que tener novio en su región es imposible, y el único futuro que tienen las mujeres triquis es la venta con desconocidos, aunque sea contra su voluntad y consentida por sus propios padres, informa Milenio.
Las indígenas son Carmen de Jesús López y Selena Ramírez López, y son beneficiarias de medidas cautelares, luego de su destierro y éxodo desde San Juan Copala.
Refieren conocer a la menor que fue vendida por sus padres a un abogado de la Ciudad de México, porque ellas le ayudaron a escapar y a refugiarse en una casa hogar de desplazados cuando supieron que había sido cedida por sus familiares a Basilio Ramírez como parte de una deuda.
El calvario
Mencionó que el inicio del calvario de la menor triqui, empezó con la división de intereses entre los grupos de desplazados.
Donde señalan que al separase los grupos, la menor de 15 años queda sola con su mama, y “fue donde conoce su desesperación por que les refiere que le avisaron que sería cedida a una persona que no conoce.
Y fue que agregan que la víctima, opto por solicitar auxilio y cobijo en el albergue del grupo que opto por alojarse en un albergue habilitado para alojar a los desplazados que aceptaron dejar el plantón de protesta frente al palacio de gobierno, para empezar a encontrar una opción de reubicación.
Carmen de Jesús, recuerda que cuando nota la desesperación de la menor, asumen defenderla y protegerla, incluso esconderla para que no fuera entregada al hombre que habría pagado a sus familiares para tenerla.
“Cuando nosotras la encontramos, ella ya estaba por escapar de sus padres y de la persona que la compraría. Esto ocurre cuando nos encontrábamos en plantón en el palacio de gobierno, cuando hubo descontrol con la dirigente del movimiento de desplazados Lorena Merino que fue señalada por asumir malos manejos dentro de su organización”, explicó.
En lo personal las dos mujeres aceptan su repudio y coraje por la decisión que asumieron los padres de menor, al hacer valer una práctica común en sus pueblos como lo es la venta de sus hijos a desconocidos.
Práctica común
Sostienen que los casos por venta de mujeres en la región triqui son numerosos, porque así ha sido desde la era de los abuelos y los bisabuelos. “Antes de que nacieran nuestro padres”.
Las desplazadas defienden la valentía de la menor triqui que se negó a ser entregada a un desconocido, por buscar su libertad, rompiendo con las prácticas arcaicas de su pueblo de origen.
¿Usted para que creen que ese hombre habría comprado a la menor?
“Pues para hacerla su esposa, pero dudamos que tal persona la fuera respetar”
Para las dos indígenas testigos de la venta de una mujer de su etnia, la igualdad y equidad de género es solo una fantasía, advirtiendo que en pueblos como el suyo la esclavitud sigue vigente a pesar de que en otros países ya fue abolida.