Agencias
Oaxaca.- El Premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa inauguró el sábado el Programa Literario de América Latina, región invitada de honor de la 30ma Feria Internacional del Libro de Guadalajara con una gran cátedra, informa Associated Press.
En su quinta visita a la FIL, el autor peruano fue recibido como un astro del rock entre vítores del Auditorio Juan Rulfo, repleto de lectores de todas las edades.
Vargas Llosa se dijo el "benjamín" del boom latinoamericano y vio con humor el hecho representar en solitario lo que definió como movimiento, no como una generación de escritores, algo que le ha dado una responsabilidad bastante especial.
"El boom ya no existe, yo soy en cierta forma el último sobreviviente. A mí me toca el triste privilegio de tener que apagar la luz y cerrar la puerta", dijo, provocando las risas y aplausos del público ante tal imagen.
"Son unos aplausos que confirman esta triste verdad", remató con humor el autor de
La ciudad y los perros, de 80 años. En Guadalajara presentará su novela más reciente,
Cinco Esquinas, que se ha convertido en un éxito de ventas en Latinoamérica desde su lanzamiento en marzo.
Vargas Llosa dijo no arrepentirse de haber pertenecido ese grupo de escritores entre los que destacó a Jorge Luis Borges, Juan Rulfo y Julio Cortázar, que contribuyeron a unir el "archipiélago" literario que era América Latina hasta entonces.
"Creo que en el recuerdo de todos quedó siempre lo que fue descubrirse latinoamericanos, descubrir que los denominadores comunes eran mucho más importantes, profundos que todas las diferencias", apuntó.
García Márquez
Si bien es célebre la pelea que tuvo en México con García Márquez en 1976, la cual creó una división permanente entre ambos, Vargas Llosa fue muy generoso en sus palabras sobre el fallecido Premio Nobel colombiano, quizá el representante más famoso del boom.
"Un hecho absolutamente fundamental de aquellos años fue la aparición de
Cien años de soledad, dijo. "Nadie se lo esperó, ni el propio García Márquez sospechó jamás que la novela que había escrito tendría una irradiación como la que tuvo".
"Yo me acuerdo que el propio García Márquez no podía creer que aquello estuviera ocurriendo", agregó. "Fue un momento de esplendor, de apogeo de la literatura latinoamericana. De alguna manera, América Latina obtuvo un reconocimiento universal a partir de ese libro que nos desagraviaba de todas las versiones caricaturales".
Vargas Llosa destacó también que durante los 300 años de gobiernos coloniales la inquisición prohibió las novelas en Latinoamérica.
"Yo creo que los inquisidores advirtieron con un olfato muy certero que la novela representaba un peligro para lo establecido", apuntó. "No es una casualidad que todas las dictaduras (.) hayan visto en la literatura un peligro y hayan tratado de controlar este quehacer imaginativo".
"En las novelas, aunque sea a base de complicadas metáforas, hay de alguna manera un cuestionamiento a lo que existe, a lo que es, en nombre de algo que no existe, que no es y que seduce a los lectores. Pues yo creo que esta es la gran contribución de la novela al progreso de la humanidad", señaló.