Oaxaca.-En un país de pioneros, ella llevó la batuta. Aclamada por la crítica mundial durante su medio siglo de actividad, Veronica Dudarova fue la primera mujer que dirigió una orquesta sinfónica. Dudarova estuvo casi 30 años al frente de la Orquesta Estatal Sinfónica de Moscú (entre 1960 y 1989), y para cuando la URSS desapareció en 1991, fundó y encabezó la orquesta sinfónica de la Rusia poscomunista. En 2003 le pasó la batuta a Pavel Surokin, pero conservó el puesto de directora artística de la orquesta hasta los últimos días de su vida. Durante la Guerra Fría, su música se elevó por encima de las ideologías y obtuvo elogios unánimes en medio planeta. «Es como una pintora que aplica diferentes matices para interpretar su idea en el lienzo», dijo de ella la prensa cubana tras su visita a La Habana en 1969. En 1976, un crítico danés destacó su capacidad para «interpretar el estado psicológico en sonido y hacer visible la voz de la orquesta». Durante sus giras por todo el mundo y sus interpretaciones en la URSS, Dudarova convirtió su batuta en una barita mágica aclamada por la crítica mundial. «Tiena algo mágico, posee un género especial de magnetismo que mantiene unidos los instrumentos», dijo un diario turco tras su paso por Estambul en 1985. Dudarova nació en Bakú en el seno de una familia osetia con raíces aristocráticas pocos meses antes de la Revolución de Octubre, cuando Azerbayán aún formaba parte del Imperio ruso. Su padre, un ingeniero de la industria boyante del petróleo pronto se percató del yacimiento musical que atesoraba su hija, que ingresó en una escuela de niños aventajados adjunta al conservatorio de Bakú bajo la batuta del pedagogo austríaco Stefan Strasser. Durante la época del Terror Rojo, entre 1933 y 1937, cursó estudios de piano en la escuela musical del conservatorio de Leningrado, y durante la Segunda Guerra Mundial y hasta 1947 estudió en la facultad de dirección de orquesta sinfónica del conservatorio de Moscú. Antes de obtener el diploma, Dudarova ya se estrenó como directora de orquesta del Teatro Central Infantil de Moscú y directora asistente del estudio de ópera adjunto al conservatorio capitalino. Orquestó las bandas sonoras de unas 50 películas del cine soviético como El cuarenta y uno (1956) o El Idiota (1958). Su laboriosidad de hombre orquesta, la llevó a compaginar su labor docente con giras por todo el mundo y el impulso de la tradición de los festivales sinfónicos. Con su batuta pastoreó las notas musicales de los genios rusos a lo largo y ancho de Rusia en varios festivales. Fue nombrada artista popular de la URSS en 1960, y obtuvo los más rimbombantes recobocimientos de manos del Kremlin, tales como el Premio Estatal de Rusia (1980) o la orden de la Revolución de Octubre (1986). Cuando en 2006 cumplió 90 años, Dudarova dirigió la interpretación del Bolero de Ravel, considerada una de sus piezas más conseguidas junto con los Réquiem de Verdi y Mozart. Su repertorio era ilimitado y basculaba desde piezas clásicas a vanguardistas, pasando por la música del romanticismo, a la que se consagró en los años 70 y 80. Profundidad, ardor, refinamiento, elegancia, vitalismo, frescura,o integridad son algunos de los epítetos que los críticos usaron para definir el arte de Dudarova. «Con sus manos no sólamente dirige, si no que controla cada paso, cada movimiento para que ningún detalle desaparezca». Así se refirió un crítico a la Sexta sinfonía de Shostakovich que Dudarova dirigió en Barcelona el 7 de marzo de 1986. Veronica Dudarova, directora de orquesta, nació el 5 de diciembre de 1916 en Bakú (antiguo Imperio ruso) y murió el 15 de enero de 2009 en Moscú. Via El mundo.es