Oaxaca.-Por la generosidad de sus ecosistemas, México es lugar de descanso, abastecimiento y refugio para millones de especies acuáticas, canoras y rapaces, que transitan cada año de norte a sur de América y viceversa, según la temporada estacional, lo mismo que de algunas procedentes de Europa.
Nuestro territorio cuenta con distintos corredores biológicos que constituyen pasos migratorios para las también
llamadas “embajadoras de la biodiversidad”. Uno de ellos, es el
Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, que con sus vientos favorece el vuelo de las aves durante días completos.
Otra de las regiones en donde inverna el 15% del total de las aves migratorias que llegan a México provenientes de Canadá y Estados Unidos de América, es la
región Laguna Madre y Delta del Río Bravo en donde confluye la migración de más de 450 especies de aves acuáticas, semiacuáticas y terrestres, esto le ha dado una connotación de importancia mundial al reconocerse con categoría de
Área de Importancia para la Conservación de las Aves, AICA-NE-39 Nº 235, Delta del Río Bravo; AICA-NE-08 Nº 67, Laguna Madre y AICA-NE-32 Nº 230 Desembocadura del Río Soto La Marina.
¿Porqué migran las aves?
La época de la migración la determina el “reloj” interno de las aves que les indica la fecha en que deben volar a otros sitios con el fin de evitar climas adversos y escasez de alimento. La golondrina del Mar Ártico y algunos chichicuilotes, por ejemplo, viajan hasta 13 mil kilómetros.
¿Cómo se monitorea su migración?
Con apoyo de la tecnología se rastrean a los individuos:
- Desde satélites geoestacionarios o mediante el uso de radares de alta tecnología
- Marcaje con anillos
- Observaciones de campo
Aportación de CONABIO
Como parte de un esfuerzo interinstitucional, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) participó en la elaboración de la
Lista actualizada de especies y nombres comunes de México con el objetivo de homologar los nombres comunes para designar a las numerosas especies de aves que se encuentran en nuestro país.
Las evidentes interrelaciones entre las aves y los ecosistemas obligan a los países a trabajar coordinadamente, a fortalecer alianzas con la sociedad civil y establecer nuevos instrumentos para la conservación de las especies residentes y migratorias, así como de sus hábitats. Es por ello que a través de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) se realizan distintos operativos a nivel nacional para evitar la cacería y comercio ilegal de este tipo de especies.