Oscar VALDIVIESO
Oaxaca.- Pese a provocar miedo con el uso de violencia y tácticas evidentes de guerrilla como barricadas y alambradas, rostros esbozados y amenazas de incendiar una pipa de gas, la Sección 22 del Sindicato de Trabajadores de la Educación , no pudo boicotear La Guelaguetza matutina de este lunes.
Desde las 7:00 horas los grupos armados de palos, varillas y piedras, se dieron a la tarea de cerrar todo acceso al Cerro del Fortín aun cuando las personas buscaban veredas para accesar al auditorio de las Azucenas.
Desee la tarde del domingo los grupos radicales que lideran la Sección 22, ordenaron la detención de vehículos, los cuales llevaron al interior del zócalo para utilizarlos de barricadas este lunes.
Así una veintena de unidades entre transporte urbano, empresas repartidoras de refrescos y gas fueron colocadas en el la entrada al Fortin desde el Monumento a la Madres y Calzada Héroes de Chapultepec.
Los maestros envalentonados en el anonimato y con palos o varillas en manos, agredían fisca y verbalmente quienes subían caminando hacia el cerro del Fortin camininado.
Al ver que su boicot iba en fracaso, la Sección 22 ordenó impedir el paso a toda persona por lo que formaron cadenas humanas que se volvieron más violentas contra visitantes nacionales y extranjeros.
La Secretaria de Seguridad Pública, lo único que implementó para subsanar la grave violación de derechos humanos al libre tránsito, fue habilitar las bateas de sus patrullas como transporte de personas de la tercera edad desde los puntos de bloque hacia las escalinatas principales de acceso al auditorio Guelaguetza.
El gobernador, obvio, no tuvo problema para llegar, pues se le montó un operativo especial para transportarlo de manera clandestina hacia el Cerro del Fortín y no ser molestado con las agresiones que padecieron las personas comunes por parte de los maestros y miembros de agrupaciones dedicadas al chantaje y alquiler de jóvenes drogadictos para realizar bloqueos y protestas violentas.
Aunque en un principio de la Guelaguetza el auditorio se veía semivacío, de a poco se fue llenando, lo que demostró que pudo más la voluntad de las personas de rescatar su espacio de esparcimiento de las garras del terror que promueve la Sección 22 con la complacencia del gobierno de Gabino Cué y Enrique Peña Nieto que prácticamente cayeron de rodillas ante un magisterio convertido en delincuencia organizada.