Con la negación del tema de la mesa inició
La literatura de los hijos, actividad donde participaron los escritores chilenos Alejandro Zambra, Nona Fernández y Alejandra Costamagna, moderados por el autor mexicano Emiliano Monge, en el marco de la 36 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).
La charla inicipo con la pregunta de Monge sobre qué es la literatura de los hijos. La primera en tomar la palabra fue Fernández, quien declaró que “la literatura de los hijos tiene que ver con los autores que hemos abordado la dictadura sin haber sido testigos, sino como hijos de aquellos que sí la presenciaron”.
“Es una manera de agruparnos y seguir por el mismo camino, pero hay muchos otros proyectos literarios en Chile muy diversos. A mí las terminologías me ponen muy nerviosa, como que reducen las posibilidades”, dijo la escritora para manifestar su desacuerdo con estos calificativos.
Al tomar la palabra, Costamagna apuntó que “en algún momento hubo una observación de lo que estaba sucediendo y surgió así el término. Mucho antes de esta denominación ya había literatura de los hijos, pero los medios y la academia se encargaron de poner nombre a esto”.
“Hay una ansiedad razonable por agrupar. Generalmente se reduce la literatura a la temática y a mí eso me parece muy desagradable. La literatura habla de muchas cosas, de los de literatura de los hijos es más bien una etiqueta que los libros, por su diversidad, rechazan”, advirtió Zambra.
Es abrumadora la escena del hijo recibiendo información sobre los padres, cientos y cientos de páginas de cosas que el hijo no quiere saber”, dijo, y agregó que “ser percibidos colectivamente, en grupo, está echando a perder lo genuino de los libros”.
Al conocer el punto de vista de los participantes, en contra de su agrupación bajo el término de “los hijos”, se les cuestionó qué es lo que se está haciendo en Chile entonces, a los cual respondió Fernández: “a mí se me hace muy difícil visualizar el paisaje completo de lo que se está haciendo, porque hay muchas editoriales independientes y es difícil seguirles la pista”.
"Hay una hibridez de los géneros, se definen porque son libros, pero se nutren de la novela, la crónica, el ensayo e incluso de las artes visuales. También hay una recurrencia a temas históricos, hay una moda de remitirse a hechos ya ocurridos”, concluyó.
Como en cada actividad de la FILO, el micrófono se abrió al final para incentivar al diálogo, a través de una sesión de preguntas y repuestas con el público.