Carolina QUEZADA
Oaxaca.- Silvia Guillenssen va con seguridad propia en busca del voto que traerá a Oaxaca una profunda transformación. Sabe que con Pepe Toño, su compaero de vida desde hace más de tres décadas, ésta posibilidad será una realidad el próximo 5 de junio.
Su aplomo de mujer aguerrida y luchona en el día a día, hizo que las y los comerciantes del Mercado a Abasto se sientiera identificados en alguien que sí siente las preocupaciones del día a día en una familia.
Un ramo de flores y apretones de manos, fueron las muestra de bievenida al centro comercial por excelencia de las mujeres oaxaqueñas cuyo recursos económicos cada vez se acortan por falta de oportunidades, de empleo, de inversión y programas de autoempleo que mejoren las condiciones de vida de sus familias.
Silvia Guillenssen se viste como las oaxaqueñas de a pie, sin más presunción que la de mostrar la belleza de las blusas que mujeres indigenas bordan con muchas horas de trabajo y que gracias a su arte, se convierten en un ingreso más para la manutención de sus hijo e hijas.
Este viernes, también tomó nota de las demandas de quienes prácticamente habitan la Central de Abasto, principalmente de las carencias que habra de resarcir cuando su esposo llegue a la goerbantura.
La preocupaciones de Silvia Guillenssen se focalizan en las mujeres y la niñez que ven pasar sus vidas entre los pasillos de este gigantesco mercado, el más popular de Oaxaca.
Genuina sin poses, también cedió a la tentanción femenina de comprarse uno huaraches que le gustaron.
Siempre atenta, entre el murmullo del clásico sonido electoral, Doña Silvia recibia apoyo de muchas mujeres y hombre, que prometían dar su voto a Pepe Toño.
En esta visita, a diferencia de las otras para comprar el mandado semanal, Silvia Guillenssen vivió un día de fiesta en la Central de Abasto con banderas más amarillas como el color de la blusa que portaba.
A lado de su esposo, José Antinio Estefan Garfias, sonreía y agradecia cada porra “¡Pepe Toño va a ganar!”.