Oaxaca.- La fecha: 20 de julio de 1923, hace 93 años. El lugar: la ciudad de Hidalgo de Parral Chihuahua. Los hechos: mientras se dirigía a una reunión manejando en su automóvil Dodge fue emboscado y asesinado a balazos el General Francisco Villa.
La noticia de la muerte del Centauro del norte corrió como reguero de pólvora. El Siglo de Torreón publicó en su nota de prensa lo siguiente:
“Al pasar Villa por la calle de Gabino Barreda de esta ciudad (Parral) tripulando un automóvil Dodge, que él mismo manejaba y acompañado de cinco personas más, fue atacado del interior de una casa, disparándose sobre él una descarga cerrada de fusilería dejando la agresión repentina e impidiendo todo intento de defensa por parte de los asaltados, Villa quedó muerto en su automóvil recibiendo cinco balazos, tres hombres de la escolta terminaron también muertos y dos heridos”.
Francisco Villa se había retirado a la vida privada en la hacienda de Canutillo y se dedicaba a las labores del campo. Pero seguía siendo un peligro latente para los intereses de los que en ese tiempo ostentaban el poder. Antes de su muerte concedió entrevistas a periodistas norteamericanos, declaró que de ser necesario se volvería a levantar en armas y esto preocupó a un antiguo enemigo de Villa, Álvaro Obregón y a Plutarco Elías Calles que extraoficialmente fueron los conspiradores de su muerte.
La historia oficial señala como autor intelectual a un diputado de la legislatura estatal del gobierno de Durango de nombre Jesús Salas Barraza y un tal Melitón Lozoya, pero al parecer esto fue una cortina de humo para ocultar a los verdaderos responsables y calmar al pueblo.
¿Fue una venganza personal o una conspiración? El asesinato de Villa: la conspiración revisa el caso de la muerte de Villa para responder a éstas y a otras muchas preguntas.
Un revolucionario tan activo como Francisco Villa tenía muchos enemigos fruto de rencillas personales, deudas de sangre y ajustes del momento político que en aquel entonces vivía México. El primer enemigo declarado era Jesús Herrera, un funcionario federal de Torreón, Coahuila. La mitad de su familia había muerto a manos de Villa y buscaba la oportunidad para asesinarlo. Además, Jesús Herrera formaba parte de un grupo de empresarios de Parral que veían en Villa una amenaza tanto política como económica para la zona.
A este grupo se sumaba un segundo sospechoso, Jesús Salas Barraza, un diputado federal de Durango que odiaba a Villa y mantenía muy buenas conexiones. Barraza contactó a Melitón Lozoya, también enemigo de Villa, y éste a su vez reunió a un grupo de pistoleros.
Pero un par de detalles más apuntan hacia un tercer sospechoso: el general Joaquín Amaro. El armamento utilizado era del ejército mexicano y la guarnición de Parral no se encontraba en su puesto en la mañana del asesinato.