Con la apertura del primer museo de Teotihuacan hace 106 años, dio inicio en México una vocación museística destinada a sociabilizar el conocimiento obtenido en los sitios arqueológicos; hoy en día, cerca de 50 zonas cuentan con un espacio de este tipo, un centro de interpretación o sala introductoria. Este papel rector en la materia por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), le llevó a convocar al Primer Encuentro Internacional de Museos de Sitio en Zonas Arqueológicas.
Diego Prieto Hernández, secretario técnico y encargado de la Dirección General del INAH, dio la bienvenida a los expertos procedentes de México, Perú, Brasil, España, Países Bajos, Turquía y Camboya, entre otros países, que estarán congregados durante cuatro días en el Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, para abordar diversos aspectos que entraña la problemática de estos espacios, sus retos y perspectivas de futuro.
El antropólogo reconoció que en el ámbito nacional, los museos de zonas arqueológicas representan el lugar idóneo donde no sólo el público mexicano e internacional se halla frente a las expresiones de las distintas culturas mesoamericanas, sino que las propias comunidades cercanas a éstas, redescubren un pasado que les sigue dando identidad como colectivo social, de manera que el museo comunitario es resultado de esta demanda autogestiva.
El Primer Encuentro Internacional de Museos de Sitio en Zonas Arqueológicas, cuyo programa abarca ponencias magistrales, conferencias y talleres, espera dar lugar a procesos de conceptualización, de desarrollo e investigación, así como de operación de las estrategias de activación museística en estos espacios que son mucho más que repositorios, siendo el vínculo inmediato entre sociedades pasadas y presentes.
Desde la creación de ese primer museo en Teotihuacan, el cual abrió el 11 de septiembre de 1910, en el marco de los festejos del Centenario de la Independencia de México —continuó Diego Prieto—, los museos de los sitios arqueológicos han ido redefiniendo su papel, ahora “a la luz de las nuevas tecnologías, de los problemas de la conservación y exhibición de los acervos, y de aspectos relativos a la gestión y a la vinculación con las comunidades próximas”.
José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH, comentó que abordar el tema es centrarse en una disyuntiva, es decir, si puede referirse a ellos por el solo hecho de situarse dentro de una zona arqueológica o si responden a una vocación más compleja.
Para la difusión de colecciones arqueológicas obtenidas de contextos originales, estos espacios se convirtieron en un punto focal para la vigilancia y resguardo de la zona arqueológica. Con el paso del tiempo, tanto los museos nacionales como los regionales fueron integrando a sus exposiciones muchas de las piezas de los museos de sitio, mientras éstos trasformaron su cotidianeidad conforme las necesidades de los diversos visitantes, a la par que se gestaban cambios en la forma de entender el patrimonio y la responsabilidad pública inherente.
“Esta mezcla de factores, más otros externos al ámbito de los museos, permitieron que se desarrollaran estrategias y soluciones alternas que descentraban el papel de la cultura material en la divulgación de un sitio específico”. El arquitecto Ortiz Lanz dijo que en estos años también ha mutado la relación entre los museos y las comunidades que reclaman un vínculo estrecho con las zonas arqueológicas o con algunos objetos materiales o inmateriales.
Consideró necesaria una mayor producción académica en torno a la función, el sentido, características y problemáticas de los museos de sitio en zonas arqueológicas; producción que se encuentra dispersa, por lo que se vuelve indispensable establecer una plataforma de contacto e intercambio entre los especialistas.
Respecto a este tipo de espacios, José Enrique Ortiz Lanz abundó que es notable la carencia de modelos teóricos y la complejidad para la adaptación de esquemas desarrollados desde otros contextos, de ahí la urgencia de llevar a cabo este Primer Encuentro Internacional de Museos de Sitio en Zonas Arqueológicas.
Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, hizo hincapié en que si bien este tipo de espacios ha contribuido en la composición del paradigma de la identidad nacional, es impensable no reconocer la importancia de responder a los intereses actuales de la sociedad y de las nuevas generaciones, cuyas formas de aprender y acercarse al pasado rompen con las tradiciones, “lo que exige estar en constante movimiento para transformar a las instituciones y adaptarlas a los tiempos que discurren”.
El trabajo de hacer un museo requiere algo más que investigar para conocer un asentamiento pretérito, restaurarlo para su conservación y ofrecerlo al uso público. Sin eludir el rigor científico, debemos asumir que el público para el que se ‘museiza’ un sitio arqueológico, no tiene por qué ser un conocedor, por lo tanto el mensaje tendrá que ser abierto, incluyente y provocador, es decir, que incite al público a apropiarse del patrimonio desde su condición particular”, concluyó.