Ciudad de México.- Gorky González Quiñones, artesano mexicano que dedicara su vida al rescate del valor histórico y cultural de la cerámica mayólica, falleció en su casa de Guanajuato el 13 de enero de 2017.
La titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, escribió en su cuenta de Twitter: “Lamento el deceso del ceramista Gorky González, Premio Nacional en Ciencias y Artes. Mi pésame a sus deudos y a los artesanos de México. […] Mi entrañable amigo desde los años 70. Siento profundamente su partida. Fue un extraordinario ceramista. Creativo, curioso, innovador”.
Gorky González Quiñones, nació el 27 de septiembre de 1939, en Morelia, Michoacán, creció en un ambiente artístico al lado de su padre Rodolfo Gorky, aprendiendo de él el oficio. Desarrolló una estancia en Japón donde aprendió de sus maestros Tsuji Seimei y Kei Fijiwara técnicas en la fabricación y técnicas de la cerámica.
En uno de los homenajes que se le realizaron fue descrito como un hombre honrado y congruente. Su hijo mayor Rodolfo González lo definió como un mexicano que siempre quiso a las artes populares, quien al mismo tiempo admiró profundamente a todos aquellos maestros del país que hacen cosas bellas con sus manos.
El alfarero se impresionó al ver las primeras piezas de la cerámica mayólica fabricadas en el barrio de San Luisito, en Guanajuato, que, sin embargo, se estaban dejando de elaborar, de ahí nació su inquietud por volverlas a producir, logrando con el pasar del tiempo reunir a un grupo de artesanos que poco a poco produjeron piezas de gran calidad.
Gorky González Quiñones logró dos innovaciones en la elaboración de la cerámica mayólica: la forma de quemado al pasar de la leña al gas, y la adaptación de los esmaltes y colores para que estos estuvieran bajo las normas internacionales del plomo y carbón.
Se asentó en la capital de Guanajuato desde muy temprana edad. Realizó estudios en el Instituto Allende y en la Escuela de Artes. Influido por su padre, montó un taller de fundición en 1962. En el pueblo de Marfil conoció a la pintora canadiense Gene Byron quien le solicitó moldes para hacer réplicas en terracota y lo invitó a trabajar con sus diseños.
En 1965, por las recomendaciones de su amigo japonés, Hisato Nurayama, logró conseguir una beca y apoyo del Banco de México para estudiar en Japón. De esta manera fue discípulo de maestro Tsuji Seimei con quien aprendió la técnica del shigaraky, y del maestro Kei Fijiwara con quien aprendió las técnicas de karatzu, oribe y tenmocouk. Durante su estancia en Japón, conoció a Toshiko Ono, con quien contrajo matrimonio.
Sus primeros trabajos los presentó en Nueva York en 1966, en la galería del nuevo edificio central de Tokio en 1967 y en la Expo 67 en Montreal. En 1970 montó una exhibición permanente en el Museo de Arte Popular del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart), en 1990 en el Festival de Cerámica del Nuevo Mundo en Italia y en 2002 en el Museo Franz Mayer.
Durante sus más de 45 años de trayectoria presentó sus trabajos en Guadalajara, Lima, Madrid, Ciudad de México, Monterrey, Nueva York, París, Tokio, Egipto, Canadá, Italia, Francia, Costa Rica, Brasil, Estados Unidos, Alemania, Perú, Guatemala, España y Japón, poniendo en alto a una de las más importantes artesanías de Guanajuato.
A lo largo de su trayectoria obtuvo varios reconocimientos, entre éstos el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1992, el primer lugar nacional de Arte Popular en Aguascalientes en 1975, el Trofeo Pípila de plata al ciudadano más distinguido por el Club de Leones de Marfil en 1994.
En el Museo del Pueblo de Guanajuato una sala lleva su nombre de Gorky González y en ellas se exhiben sus piezas.